Cine: «Suburbicon»

Teresa Suárez

La forma en que está escrita esta reseña es un homenaje a Serrat, catalán universal:

Decir hermanos

es decir gente

pía, sana y normal.

Barrio decente,

monocromático,

por convicción ancestral.

 

Decir hermanos

es decir cobijo,

casa, hogar, seguridad.

Familias modelo

viven sus vidas

en armonía y tranquilidad.

 

Decir hermanos

es decir coches,

Chrysler, Cadillac o Corvett.

Césped y porche,

perro y dos hijos

con una buena mujer.

 

Decir hermanos

me trae del barrio

misa el domingo

y deja en los labios

gusto a hamburguesa

y rica tarta de frambuesa

 

Decir hermanos

es decir grises

tipos capaces de matar.

Soberbia, envidia,

avaricia y lujuria,

todo antes de cenar.

 

Decir hermanos

es decir crítica

irreverente y mordaz

contra suburbios

de clase media,

su orden y moralidad.

 

Decir hermanos

es decir muerte,

sangre, sadismo y violencia.

Efecto bola de nieve,

o mariposa,

contra falsas apariencias.

 

Decir hermanos,

no tengan duda,

decir hermanos

(gracias por Fargo)

siempre es decir

golpe al sueño americano.

 

Decir hermanos

se me figura

que decir hermanos

es decir desmesura.

Clooney y mi canto

saben a quién nombro tanto.

 

Suburbicón, la última película del irregular Georges Clooney, quien como director ha demostrado ser capaz de lo mejor (Los idus de marzo) y lo peor (The Monuments Men), contiene todos los ingredientes habituales de la cocina de los hermanos más irreverentes y bestias del cine americano. Con cada película Joel David y Ethan Jesse dinamitan la idea de que existe una separación clara entre las buenas personas y los criminales, de que hay barrios donde tus hijos pueden caminar solos por la calle con la tranquilidad de saber que nada malo puede ocurrirles y barrios amenazantes donde viven los otros, los diferentes, los culpables de todos los delitos.

Esos locos Coen son expertos en mostrar, siempre con su particular humor macabro, la amplia gama de peligros que se esconden tras la aparente normalidad. Normalidad a la que, en este caso, pone cara Matt Damon, eterno joven, que con su apariencia angelical es capaz de interpretar como nadie a asesinos jodidamente crueles (lo demostró con creces en El Talento de Mr. Ripley) sin perder ni un ápice de ese encanto que suele librarle de cualquier sospecha (¡la escena del atizador es impagable!).

Joel y Ethan disfrutan colocando a sus personajes en situaciones absurdas en las que el caprichoso azar se ceba con ellos y los empuja a realizar acciones inesperadas que provocan otras y otras y otras, por las que esos cuerpos tristes acaban creyendo que no tendrán que pagar, pero que siempre, siempre, siempre, tienen funestas consecuencias para ellos y cuantos los rodean.

Retrato en rosa palo, verde y azul, de la sociedad americana de los años cincuenta y sus ideales de prosperidad y progreso. Capas y capas de tonos pastel para ocultar el rojo de las pasiones prohibidas y el negro de los bajos instintos.

Ian Nathan, periodista especializado en cine y autor del libro Los hermanos Coen. La historia de los cineastas más icónicos de nuestros tiempos, define sus películas como “hermosas, oscuras y divertidas, profundas en una forma difícil de catalogar”. No podría estar más de acuerdo.

Para terminar, como soy de pueblo, no quiero olvidarme de un elemento recurrente en muchas de sus producciones: la venganza de los paletos, esos brutos que desechados en su simpleza por ricos y poderosos terminan dándoselas con queso a los listos de ciudad.

Justicia kármica se llama y nadie como los Coen, con toda su sabiduría, mala baba y truculencia, para impartirla sin mesura.

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5 comentarios en “Cine: «Suburbicon»

  1. Una muy divertida crítica (la parodia de «Decir amigo» es impagable) para una película que, siendo tremenda, entretiene de principio a fin.

  2. Fantástico lo que has hecho con la canción de Serrat. Como amante (cinematográficamente hablando) de Clooney y de los Cohen, he de decir que esperaba más de esta película. La encuentro perfecta en las formas, pero un tanto demasiado paródica en el contenido. Me encanta la mezcla de humor y violencia y que me hagan estallar en carcajadas con unos sesos en la luneta trasera de un coche (inimitable Tarantino), pero algo en esta película me da la sensación de que está muy desviada hacia lo cómico y esperpéntico.
    No sé, igual es cosa mía y del momento en que me pilló.
    Un beso.

    • Gracias Rosa. A mi la peli me entretuvo mucho pero no puede compararse ni con Los idus de marzo ni con, por ejemplo, No es pais para viejos que unía a los Coen con Cormac McCarthy escritor que me gusta tanto como me estremece. Un saludo.

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