Novela: «Dime la verdad», de Tess Gerritsen

Sergio Torrijos Martínez

La principal motivación para leer la novela y realizar una reseña es hablar sobre la interrelación entre la novela y la ficción televisiva. La obra parece casi pensada para ser llevada a la pequeña pantalla, así que lo escrito se asemeja mucho a un guion de serie televisiva, de hecho ya lo está en una serie llamada “Rizzoli & Isles” apellidos de las protagonistas. Son una policía de Boston y una médico forense y no representan, ni en la literatura ni en la televisión, grandes novedades. Se juguetea con elementos muy manidos y comunes, se mezcla -con cierta gracia, tengo que reconocer- la vida privada de ambas con su labor profesional y se impone un ritmo de thriller acercándose más a ese género que a una novela negra.

Debido a esos factores se trata de una novela de investigación, no creo que llegue a policíaca, blandita, sin muchos aspavientos, sin especial cantidad de sangre o de violencia, un tono que se acerca a una lectura aeroportuaria o ferroviaria si prefieren el leve traqueteo. Y ahí creo que está eso que subyace y que no es otra cosa que presentar un producto que no espante al telespectador y que le someta a un entretenimiento liviano pero apetecible.

Trata sobre unos asesinatos que comienzan a producirse y que no tienen relación entre sí, luego con una investigación algo más profunda empiezan a tener más vínculos de los que parecía en un primer momento. Ahí, en ese punto, arranca algo nuevo, aunque sin exagerar. Aparece un caso de pederastia bastante bestia y falsos culpables, algo que destaco por la persecución de casos así que el director de la publicación realiza de forma más o menos sistemática.

La relación entre esos elementos, muertes y pederastia, será el alma de la obra y no se busca nada excepcional pues la condena, tanto de la autora como del posible lector, va implícita a semejantes actos. La obra tenía su aquel si se hubiera profundizado en ese caso de falso culpable pero era demasiado retorcido y puede que llevara a la autora a un campo que no le apetecía o no le agradaba.

Es posible que la única novedad sea retratar al personaje principal, no a los investigadores, que es “mala persona”, para resumirlo y ese jugueteo con alguien tan extremado tiene su aquel, también es cierto que no se profundiza, puesto que no se busca el conflicto sino el acuerdo. Aunque el personaje estaba muy conseguido. Lo siento no puedo revelar mucho porque estropearíamos la sorpresa a los lectores.

La obra gustará a aquel que tenga un viaje medianamente largo y consiga la obra en un kiosko, aeropuerto o estación de autobuses, aunque también para viajes en transporte público es recomendable. Va dirigida a un lector que no quiere grandes complicaciones y que pretende una ficción bien construida y sencilla. Y seguramente terminará en la pequeña pantalla como producto de consumo.

Dime la verdad

Tess Gerritsen
Trad.: Pilar de la Peña Minguell
Alianza de Novelas

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