Perlas ensangrentadas. Almería 66

Cuando la policía llegue, alzaré la pistola, dispararé apuntándoles pero por encima de sus cabezas, los obligaré a abatirme. Deseo que mi cuerpo se quede aquí un rato, en la playa, con los ojos llenos de cielo y el mar muy cerca mientras ellos se afanan, se compadecen, se hablan primero en voz baja, como…

Perlas ensangrentadas. Mala hostia

«Lo que yo no entendía era qué cojones hacía una preciosidad como ella en casa de Néstor. Podía imaginar a un buen número de empresarios textiles que le hubiesen puesto un palacio a su disposición en la zona alta de Barcelona. Y se hubiese respetado la tradición, algo siempre aconsejable. Y le hubiesen dado menos…