«Siempre pagan los mismos», de Carlos Bassas, por Jesús Lens

siempre-pagan-los-mismosJesús Lens Espinosa de los Monteros

Durante la celebración de la primera edición de Granada Noir se planteó una interesante tertulia entre los autores y el público presente, con cuestiones como las siguientes: ¿Puede la novela negra contemporánea dejar de lado la crisis? Escribir novelas apegadas a la realidad del momento ¿les pone fecha de caducidad? ¿Es necesario tomar distancia para escribir y dejar pasar el tiempo?

Y es que escribir sobre el aquí y el ahora más feroces conlleva el riesgo de convertir las novelas en panfletos y, por tanto, de que la calidad literaria de los textos se vea mermada.

Personalmente sigo insistiendo en que una crisis que nos atenaza desde hace ya siete años no puede ser ajena al género negro, si lo consideramos como el género realista por excelencia. La gente que ahora tiene 25 años lleva viviendo entre penurias y penumbras  desde que cumplió la mayoría de edad. Así las cosas, ¿se va a creer cualquier cosa que lea, si la historia no se integra en un contexto como el que estamos sufriendo?

Sirva esta larga introducción para señalar que Siempre pagan los mismos, la nueva novela de Carlos Bassas publicada por la editorial Alrevés, sí toca el tema de la crisis. Y lo hace, precisamente, justo como yo creo que debe hacerse: introduciéndola como el escenario en el que se desarrollan los hechos que nos cuenta el autor.

Y es que, en la ciudad de Ofidia, una ciudad de mediano tamaño, acaba de ocurrir un asesinato. Y no es un asesinato cualquiera: han matado a un policía local, rajándole la panza en mitad de la calle. Un policía por el que nadie está dispuesto a derramar una sola lágrima, dicho sea de paso.

La investigación del caso le toca a un inspector de nombre peculiar: Heródoto Corominas. Un tipo, por lo demás, de lo más normal. Y corriente. Si es que la normalidad existe.

Y ahí es donde radica otra de las grandes bazas de Siempre pagan los mismos: en la normalidad. Acostumbrados como estamos los lectores de género a según qué extravagancias en las novelas de muchos autores Noir, da gusto leer una historia que no está protagonizada por psicópatas con la mente especialmente enferma, por policías politoxicómanos al borde del abismo o por malignos genios criminales que ponen en jaque al mundo mundial.

Una historia de barrio en la que la víctima y los sospechosos comparten las calles, los bares en los que desayunan y las tiendas en las que compran. Porque, en la vida real, no es tanto lo que separa a víctimas y verdugos…

Y otra particularidad que ya forma parte del ADN narrativo de Carlos Bassas, erigido por derecho propio en uno de los grandes del Noir contemporáneo: desde que empiezas a leer la novela, no importa tanto el quién hizo qué, sino el porqué.

Efectivamente, a Carlos Bassas no le importa tanto que el lector descubra quién es el asesino cuanto que le queden claras las razones que llevan a los personajes a actuar como actúan. Ahí radica el quid de la cuestión.

Y por eso Siempre pagan los mismos es tan grande, desde el mero enunciado de su título. Porque es una novela radicalmente contemporánea que sitúa al lector en un escenario reconocible y que le obliga a enfrentarse a varias de las cuestiones que son el pan nuestro de cada día.

Una novela que pide a gritos el desarrollo de sus personajes en nuevas entregas y que está llamada a convertirse en un clásico del Noir contemporáneo.

Sin fecha de caducidad, por supuesto.

Siempre pagan los mismos
Carlos Bassas
Alrevés

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3 comentarios en “«Siempre pagan los mismos», de Carlos Bassas, por Jesús Lens

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