Era enero, el 15 para ser exactos, del año 1947. A las 10:40, la policía de Los Ángeles recibió una llamada anónima de una mujer diciendo que había visto un cadáver en un solar abandonado. El cuerpo de una mujer yacía en el suelo, horriblemente mutilado. Había sido cortadoen dos por la cintura, su estómago estaba lleno de heces, marcas de cuerdas en sus muñecas y tobillos, múltiples heridas, golpes y quemaduras, el pecho derecho le había sido extirpado, cortes en forma de X por toda la pelvis,una letra “B” había sido grabada en su frente; faltaban trozos de su cuerpo, seccionados en vida con precisión de cirujano, sus mejillas habían sido rajadas desde la comisura del labio hasta la oreja, había sido, desangrada, al estilo judío (kosher), le habían introducido un trozo de su pierna en la vagina y había sido sodomizada postmortem. El forense dictaminó que la causa de la muerte fue hemorragia cerebral debida a múltiples fracturas de cráneo. También dictaminó que la mujer había pasado un mínimo de tres días viva mientras era torturada. Cuando el FBI comparo las huellas de aquel cadáver con sus archivos la identificó como Elizabeth Short, una joven aspirante a actriz como otras muchas que pululaban en Hollywood.
En Los Ángeles de 1947, viviendo la época dorada de Hollywood, este asesinato se convirtió en primera plana durante meses. Pronto fue apodada como The Black Dhalia en honor a una película de Veronica Lake de 1946 (La dalia azul) y al hecho de que Elizabeth Short acostumbraba a vestir de negro.
La investigación de su crimen ha sido la mas importante acometida por la policía de Los Ángeles en toda su historia. Hasta 25 sospechosos fueron investigados por el fiscal del distrito. Incluso Orson Welles fue propuesto (en un libro editado en 1999) como sospechoso. Sin embargo, a día de hoy sigue siendo un crimen sin resolver. La jet set de Hollywood, magnates, un importante gángster de la mafia, propietarios de clubes nocturnos, médicos intachables en su vida privada… Muchos sospechosos para un crimen. Un crimen en el que se basó una de las mejores novelas criminales que leerse puedan.
En 1948 nacía en Los Ángeles James Ellroy. Cuando contaba sólo 6 años, sus padres se divorciaron y se quedó a vivir con su madre Geneva (Jean) Hilliker. James adoraba a su padre y por ello odió a su madre, alcohólica y prostituta, a la vez que espiaba cada vez que llevaba un hombre a su casa. Odio y deseo en la mente de un niño de diez años.
En 1958 Geneva Hilliker apareció estrangulada y violada en un descampado de El Monte, un barrio periférico de Los Ángeles. La historia se repitió, nunca se descubrió al asesino. James Ellroy se fue a vivir con su padre y él fue quien le regaló un libro –The Wedge– que describía los casos policiales mas importantes de la policía de Los Ángeles. Ese día James Ellroy empezó a forjar una mente que entendía de crímenes, de bajos fondos, de policías y de asesinos; se convirtió en un experto en la historia criminal de Los Ángeles y ese día empezó a obsesionarse con el caso de La Dalia negra.
El resto es historia muy conocida y descrita por él mismo en multitud de ocasiones. James Ellroy se convirtió en escritor de novela criminal. Alguien que pasó por ser ladrón, drogadicto, voyeur, acosador de mujeres, alcohólico… llegó a convertirse en uno de los mejores escritores de novela negra y uno de los mas reconocidos escritores americanos vivos.
Ellroy escribió La Dalia negra en 1987. Sus protagonistas son dos policías (ambos ex boxeadores), Bucky Bleichert y Lee Blanchard. Dos investigadores en pos de una obsesión, como le ocurrió al propio Ellroy cuando investigó en 1994 junto a un policía de Los Ángeles a punto de jubilarse (el sargento Bill Stoner) la muerte de su madre.
Pistas falsas, testigos que mienten, políticos, mafiosos, un mundo de corrupción en el que se ahogaron los sueños de una aspirante a actriz, un puzzle de personajes que bulle en una oscuridad que lo envuelve todo. Y dos investigadores a los que la Dalia negra, como un fantasma, les atormenta a medida que avanza la investigación. Ellroy describe la historia de la investigación de aquel crimen para sacar a luz su obsesión, su pesadilla. “Ella -la Dalia negra- era el corazón de mi mundo criminal…” . Así de simple. Así de rotundo.
La Dalia negra, la novela, nace de la mente de un gran escritor como es James Ellroy. Crea situaciones, inventa datos y declaraciones de testigos, crea su propia trama y su desenlace. No es una obra de un periodista sino la creación de un excelso narrador y de un maestro de la novela negra, aunque él guste ahora en llamarse “novelista histórico”.
Pero nada hubiera sido igual si Betty Short no hubiera iniciado una noche de enero en Los Ángeles un camino hacia un sueño que acabo convirtiéndose en una pesadilla mortal. Una historia real que fue mas horrible que ninguna novela de crímenes que escritor alguno hubiera podido inventar.
Como toda buena historia se merecia una buena pelicula. Brian de Palma, magistral en otras ocasiones, no lo consiguió en The Black Dhalia (2006), en parte por la irregular adaptación que de la novela de James Ellroy hizo su guionista y en parte por una decepcionante actuación de los actores que representan a los policías (Josh Harnett y Aaron Eckhart). Por su parte, Scarlett Johansson (Kay Lake) no crea la tensión suficiente y solo Hillary Swank y Mia Kirshner (la Dalia) nos regalan el misterio y oscuridad que la historia demandaba. La calidad visual de la película, la magnífica banda sonora de Mark Isham y una maravillosa canción de K.D. Lang (Love for sale, de Cole Porter) son manifiestamente insuficientes.
Lo mejor es comenzar la lectura de La Dalia negra de James Ellroy y sumergirse en un mundo de obsesiones en la piel del policia Bucky Bleichert: “I never knew her in life…”
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