Hablamos mucho de esos escritores extranjeros que por su trayectoria, calidad y trabajo forman en nuestro imaginario colectivo esa categoría de “clásicos”, hablo de los Connelly, Vargas, Markaris, Ellroy, Camilleri, Rankin, etc… Podría seguir diciendo nombres pero creo que todos entienden a lo que me refiero. En esa categoría incluyo a Andreu Martín y esto ya no es una reivindicación, pues siempre tengo la sensación de que hacemos de menos al producto nacional en detrimento del foráneo, es un hecho contrastado.
Les animo a mirar en la Wikipedia la obra del autor, no he tenido ni la paciencia necesaria para contar semejante cantidad de novelas, y les puedo asegurar, aunque algunas no he tenido el gusto, que son buenas, porque semejante escritor rara vez yerra el tiro.
Ahora hablamos de la última, una segunda historia de “Mili Santamarta”, dueño y regidor del harén más famoso de Barcelona.
Con elementos novedosos como chicas de club, guardias civiles corruptos, mafiosos de diferente pelaje, matones y violencia, algo anecdótico dentro de la producción literaria del autor, volvemos a enfrentarnos una ficción negra, abigarrada, enloquecida, divertida y hasta delirante del maestro catalán. Espero entiendan la ironía del párrafo, no vayamos a confundirnos de autor y de gustos literarios.
Volvemos a internarnos en ese mundo de ficción del maestro, donde el buenismo, la sensatez, la no violencia no tienen lugar, todo en torno a la obra tiene ese poso de realidad contrastada y al mismo tiempo de ficción delirante que muy pocos son capaces de organizar en su forma literaria.
De esta forma, que el bueno de Mili arriesgue su vida por defender a una inocente y pase a codearse con los personajes más peligrosos de la ciudad es sólo un momento anecdótico dentro de la obra. Existe una parte sórdida, violenta y otra, en contraposición, también sórdida pero luminosa y eso lo encarna tanto las chicas del harén como el regidor de ese comercio, porque el intercambio, consentido y pagado, de fluidos no aparece como explotación sino como comercio en buena lid. Así, Andreu se desmarca de esa corriente, muy homogénea, que defenestra antiguos hábitos y se posiciona por una humanidad que bebe, fuma, va de putas y también vive de ese comercio, porque en la naturaleza del ser humano se incluyen aspectos sórdidos como este. Es como un viaje real desde las pantallas de televisión hasta la barra de los bares de barrio y ya de paso una pequeña parada en las trastiendas de esos lugares donde se cuecen tratos, se hacen apaños o se distribuyen productos ilegales.
Lo mejor que puedo decir de la novela es que es una más de un autor con talento, divertida, se disfruta de principio a fin y no decepciona, porque como escritor Andreu Martín nunca decepciona. Si tienen la oportunidad no lo duden, es una buena novela y se divertirán con ella.
La favorita del Harén
Andreu MartínAlrevés
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