Sergio Torrijos Martínez

Pocas novelas negras tienen como protagonista a un juez, más bien es una figura que aparece muy de soslayo. Andreu Martín, un escritor del que sobran las palabras, no sólo se atrevió a tomar ese camino sino que lo hizo acompañando al juez de forenses, periodistas, policías, guardias civiles y señoritas de alterne. Puede que dicho así parezca que esas señoritas tengan poco que ver con los anteriormente citados, pero resulta que el juez es juguetón y el caso principal tiene que ver con una de esas señoritas.

El caso principal es el asesinato de una prostituta, supuestamente a manos de su proxeneta, qué palabra más fea, mucho mejor su chulo, más racial y con unos matices mucho más evidentes y claros. El juez Abellán ejerce de instructor del caso, va ordenando investigar una cosa u otra y así el lector va siguiendo, no sólo el procedimiento oficial, sino las sospechas y cuitas del protagonista.

Así, poco a poco, lo que pudiera parecer un caso clarísimo, pues el chulo no niega su autoría y ahí me voy a parar para que los lectores puedan admirar las mañas del autor, pues desde un caso simple organiza una ficción más que interesante.

El escritor catalán no sólo tiene una gran facilidad a la hora de organizar una trama de ficción sino que siempre la dota de una humanidad tremenda. En esta ocasión ocurre lo mismo y pese a que los personajes no son ideales, tienen defectos y actuaciones más que cuestionables, de alguna manera terminas por entenderlos. Así esta novela, y tantas otras, se distancia de esas novelas policíacas algodonosas donde se sigue al protagonista atormentado e inteligente en todas sus vivencias y que pese a ser policía o inspector tiene una existencia bastante cabal o interesante para el gran público. Aquí la normalidad se impone, tramas sórdidas, personajes al límite, actuaciones más que cuestionables… Es decir, como la vida misma y, tengo que reconocerlo, tremendamente divertido.

La novela es un lujo, se lee del tirón y no tienes ni la mínima sospecha de lo que va a ocurrir a continuación, incluso el final es sorprendente, tiene un tamaño adecuado y un interés muy grande.

Queda muy claro que me ha gustado, la recomiendo muy encarecidamente. No creo que haya nadie de nuestros lectores que no conozca o haya leído más de una novela del autor, así que sólo me resta recomendar esta obra en particular.

Juez y parte