Las definiciones
Una mujer aparece muerta en su domicilio. Todo apunta a un asesinato y la oficial Carmen Arregui debe intervenir. Interroga a las personas próximas a la víctima (vecinas, vecinos, compañeros de trabajo, familiares…) y todos ellos le brindan su definición de la difunta. Todos ellos la definen y, entre tanta definición, el agente Ricardo Fuentes, a las órdenes de Arregui, llega a preguntarse cómo le definirían a él sus allegados, en caso de que fuera asesinado; qué adjetivos elegirían, qué cualidades subrayarían, que defectos silenciarían; en definitiva, qué dirían de él.
Pero, ¿y de nosotros? ¿Qué decimos nosotros de nosotros mismos? La investigación lleva a Carmen Arregui a adentrarse en el grumoso mundo de las redes sociales de ligoteo, mundo en el que cada cual debe presentarse con una definición de sí mismo.
¿Encajan esas definiciones? ¿Tiene algo que ver lo que dicen lo demás de nosotros y lo que decimos nosotros de nosotros mismos? ¿Hasta qué punto está o no distorsionada nuestra visión o la de los demás?
¡Vaya! Apenas leídas unas cuantas páginas de En el otro bolsillo, ya nos estamos preguntando cosas. Bien. Esto va bien.
No hay dos sin tres
En el otro bolsillo es la tercera entrega de las aventuras de la Carmen Arregui, oficial de la Policía Autónoma Vasca que ejerce en la ciudad de San Sebastián. Laura Balagué nos presentó felizmente a Arregui en Las pequeñas mentiras y profundizamos, con gran placer, en su conocimiento, en Muerte entre las estrellas. En el otro bolsillo es una más que digna continuación de esta (por el momento) minisaga, cuyas novelas guardan entre sí una hermosa coherencia.
Para empezar, todas ellas, las tres, están construidas con precisión arquitectónica: no les falta ni les sobra nada. Tienen todo en su sitio y el edificio narrativo que componen es ligero cual pagoda japonesa y posee las dosis precisa de acción, diálogo, reflexión y todo lo que comúnmente buscamos en una novela policial.
A esta ligereza ayuda el hecho de que la cámara narrativa sigue a Arregui en todo momento; la oficial protagoniza todas las escenas, conduce todos los diálogos y produce todas las reflexiones. Así, de su mano, sin soltarla ni un momento, asistimos la mayor parte del tiempo a su vida profesional, pero también nos entrometemos, como grandes cotillas, en su vida familiar, que en este tercer volumen adquiere consistencia hasta convertirse en toda una subtrama que sospecho que tendrá continuidad en próximas entregas.
La víctima
He dicho antes que las tres novelas de Laura Balagué protagonizadas por Carmen Arregui guardan entre sí notables similitudes y me reafirmo, pero no he dejado de percibir una diferencia. Y sí, la principal diferencia de esta novela con respecto a las anteriores es la víctima.
En las tres entregas las asesinadas son mujeres: en la primera, una peletera muy conocida en la ciudad; en la segunda, una actriz porno que visita San Sebastián con motivo del festival de cine; en esta tercera, una auxiliar de clínica sin nada reseñable, de vida aburrida, anodina, tremendamente vulgar. Una pesadilla para Carmen Arregui, que no encuentra ningún hilo del que tirar y que, a la desesperada, queriendo empujar como sea la investigación hacia adelante, se ve obligada a hacer cosas que no le devuelven una bonita definición de sí misma.
Porque Arregui es muy de carne y hueso. No es una workaholic, pero le dedica al curro un buen número de horas; no es una abnegada servidora de la familia, pero ciertos asuntos de la parentela le roban largo tiempo. Arregui no posee ninguna fe férrea, duda, se precipita, se equivoca, mete la pata, se cabrea y grita, traiciona sus creencias y sus principios y a veces incluso lo lamenta. Es una tipa tranquila y razonable, pero tiene un punto caótico y descontrolado. Por eso nos la creemos. La compramos.
He terminado esta novela y ya me apetece otra
Me ha dicho un pajarito que Laura Balagué ya trabaja en la cuarta entrega de esta saga y servidora de ustedes está ya deseando tenerla entre las manos y reencontrarse con este grupo de personajes al que se coge apego: la familia laboral de ertzainas que acompañan a Arregui y la familia-familia, con cuñao incluido.
A decir verdad, siempre apetece reencontrarse con las novelas de Balagué porque son ese oasis al que queremos dirigirnos cuando todo lo demás se nos convierte en desierto. Sabemos que nos van a cautivar, que nos van a entretener y nos van a dar ese punto de elaborada ligereza que necesitamos.
¡Ah! Y para cuando me reencuentre con Laura Balagué, que no se me olvide preguntarle por este título, En el otro bolsillo, pues me da la sensación de que me he perdido algo.
En el otro bolsilloLaura Balagué Gea Erein