A ver cómo explicamos todo esto sin liarnos mucho.
El Cártel es una continuación más o menos lógica de El poder del perro, pero difiere de esa novela en muchos aspectos, por lo pronto en el más importante: El Cártel no es una novela al uso, bien podría pasar por una crónica de sucesos novelada. No tiene los elementos propios de una novela como son unos personajes que van creando acción y que se van redefiniendo con ella, no tiene una historia lineal y le falta algo muy importante, la definición de ciertos personajes. Se les coloca en acción, por momentos en tesituras que no tienen más opción, y se olvida dotarles de un desarrollo, eso se tiene que intuir.
Art Keller y Adán Barrera permanecen desde El poder del perro y su íntima guerra se muestra entre las páginas del libro, pero Don Winslow no pretende mostrarnos únicamente el enfrentamiento entre dos grandes antagonistas: en absoluto, lo que quiere es ponernos al día sobre la lucha entre los cárteles mejicanos por el dominio del negocio del narcotráfico.
Esa lucha se llevará por delante gobiernos, jefes policiales y militares, gobernadores y cualquier otro tipo de autoridad que logremos imaginar. La violencia, cruel y desmedida, sazona toda la novela y se emplea en dosis masivas. Llega un momento en que la incomprensión por tanta gratuidad en la crueldad deja de darle sentido a lo que se pretende con ella.
Es tan continuo su uso en el relato que anulan a los personajes, se llega a un punto en que casi ninguno tiene posibilidades de escapar de sus consecuencias, dejando así a los protagonistas demasiado al albur de lo que manejen otros.
Lo que cuenta la novela es una crónica descarnada del fracaso de una sociedad, así de claro. México vive, respira, se mueve a golpe del poder de los grandes cárteles de la droga. Son un factor económico más, gozan de unos recursos financieros casi ilimitados a los que se les suma una capacidad del uso de la violencia que deja en nada al ejército, al que también somete. Nada hay que pueda con ellos. La mezcla de miseria y riqueza sazona todo el relato y nutre las filas de los participantes en esa violencia que no cesa. El estado mexicano poco puede hacer frente a la institucionalización de la corrupción y en el otro lado de la frontera las opciones son limitadas. EEUU es el mayor comprador de droga, es el vecino rico que no permite que la violencia traspase la valla fronteriza pero que gusta de que la mercancía siga llegando. La DEA, la CIA y cualquier otra agencia que nos podamos imaginar, tiene su parte en la novela, ahora sus capacidades se limitan muchísimo más allá del río Grande.
La novela funciona a golpe de efecto, coinciden estos con asesinatos más significativos o traiciones imposibles. Se nutre la novela de una prosa sencilla, práctica, efectiva, dejando que lo que se cuenta sea más importante que la forma como se cuenta. Destila así Winslow una forma muy normalizada de encarar la escritura, dejando que el relato fluya a base de sencillez, permitiendo que aparezcan palabras de uso corriente y descripciones reales, tanto de la violencia como de otros aspectos que se suelen obviar en la práctica literaria.
Como obra de ficción no es comparable a su hermana mayor, se queda muy corta, le faltan esos personajes que hacían de la obra algo destacado. Aparte de ello y dejando a un lado lo que conlleva, la novela se lee con placer, con ciertos momentos de expectación que Winslow sabe tramar muy bien. La extensión de la obra impide que la tensión sea más uniforme, a lo que también ayuda la multiplicidad de personajes que intervienen.
Prueben a echarle un vistazo, les aseguro que se disfruta aunque no pierdan de vista que no es igual a la poderosa El poder del perro.
El Cártel
Trad.: Efrén del Valle
RBA
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