El rincón oscuro. «Lamia», Premio Nacional de Cómic Noir

Jesús Lens

Me he quedado muy, pero que muy impresionado con Lamia, el álbum publicado por Astiberri con el que Rayco Pulido ganó el Premio Nacional del Cómic del pasado año. Y me da rabia no haberlo leído antes, que lo compré en la librería Picasso hace varias semanas y ahí ha estado, entre otros muchos libros, durmiendo el sueño de los injustos.

“Por su capacidad de innovación formal y estética, que aprovecha el andamiaje de una historia de género negro para relatar una parte de nuestro pasado, y por su tratamiento del papel de la mujer en dicho periodo”, reza el acta del jurado que le concedió al artista canario el premio más importante del tebeo español, en 2017.

Lamia es, efectivamente, un cómic de género negro que cuenta una investigación. O, para ser más exactos, dos. Por un lado, la policía investiga los crímenes que están aterrorizando la Barcelona de 1943, tal y como nos muestra una de las primeras viñetas del álbum, con un pasajero de autobús que lee el periódico y cuya primera plana alerta: “El asesino sigue suelto”.

La otra investigación tiene menos repercusión mediática, que se trata de un asunto doméstico. Para Laia, sin embargo, encontrar a su marido desaparecido es tanto o más importante que la caza del asesino. Y por eso ha contratado los servicios de Mauricio, un detective privado conocido como Herr Doktor por su firme convencimiento de que la hipnosis es una ciencia fiable y muy a tener en cuenta a la hora de ayudar a sus clientes a recordar detalles olvidados que pueden ser cruciales en la resolución de un caso.

Laia necesita encontrar a su marido, además de por amor, porque en su trabajo empiezan a sospechar que se ha dado el piro y la ha dejado tirada, precisamente ahora que está en la recta final de su embarazo. Y el curro de Laia no es un curro cualquiera, que trabaja para el Obispado como guionista de un consultorio sentimental radiofónico, aconsejando a las oyentes cómo conducirse cristianamente en sus relaciones afectivas.

Con esas mimbres, Rayco Pulido ha confeccionado un álbum de 88 páginas que va directo al grano, sin paja ni relleno. 88 páginas que utilizan las dos investigaciones reseñadas para transportar al lector a una Barcelona oscura, opresiva y sórdida. Una Barcelona angustiosa y amenazante que, como ocurría en el resto de España durante aquellos años tenebrosos de la postguerra, la impronta de la Iglesia más integrista y reaccionaria se dejaba sentir con toda su crudeza.

Una de las series de televisión más importantes del año pasado, que hizo correr litros de tinta y hondonadas de gigabytes, fue El cuento de la criada, una distopía futurista en la que las mujeres eran reducidas al papel de procreadoras-criadoras de bebés que mantuvieran a la especie humana, amenazada por una extraña epidemia de infertilidad.

La distopía de una sociedad en la que el rol más importante de la mujer es ser madre, quedando reducida al papel de esclava sumisa y obediente; fue una triste realidad en la España de posguerra, igual que lo sigue siendo hoy en países sometidos a un régimen feudal, como Arabia Saudí y similares.

Leyendo Lamia y acompañando a sus protagonistas por las calles de la Barcelona de 1943, entendemos y sentimos lo que una mujer puede llegar a tener que soportar. Con todo y con eso, no se esperen un álbum triste y melancólico, teñido de dolor y victimismo. De hecho, no se esperen nada, en el sentido prejuicioso del término, y disfruten de la narración y del dibujo de Rayco Pulido, un pulcro trabajo artístico puesto al servicio de la historia, sin adornos innecesarios que distraigan al lector.

Momentos fascinantes, como el que transcurre en el Bar Olmos. Y el interior del apartamento de Laia, que no tiene desperdicio. Y, por supuesto, hay que destacar el desenlace de las dos historias: a medida que uno lee el tebeo, cree adivinar por dónde va a terminar saliendo. Craso error. Que hace mucho tiempo que no disfrutaba tanto de un final como con el de “Lamia”.

Dice el autor que, en las presentaciones del álbum, la gente le dice que es un trabajo feminista. Y él se queda sin saber qué responder ya que hoy en día, quien no lo sea, feminista, es porque no entiende el significado del término… o porque tiene un problema.

Les confieso que, hasta que no le dieron el Premio Nacional del Cómic, no sabía quién era Rayco Pulido. Ahora, ya estoy loco por echarle mano a Nela, una adaptación al formato cómic de Marianela, la novela de Benito Pérez Galdós que cuenta la historia de una joven huérfana de sirve como lazarillo a un joven ciego de buena posición social. Lo edita Astiberri y su lectura ya se ha convertido en uno de mis propósitos para este 2018 recién inaugurado.

@jesus_lens

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