Novela: «Materia oscura», de Philip Kerr

Juan Mari Barasorda

El autor

Philip Kerr publicó Materia oscura con el subtitulo «La vida privada de sir Isaac Newton» en 2002 con 46 años, después de la trilogía Berlín negro protagonizada por el detective Bernie Gunther (1989-1991) y otras cinco novelas -de ellas dos de ciencia ficción- de las que la ultima, «A five years plan» (titulo traducido en mi opinión desafortunadamente como Plan quinquenal en España) justo se acababa de publicar en castellano en aquel 2002. El protagonista de la novela era/es sir Isaac Newton, un Isaac Newton que habría de desempeñar el rol de detective mientras llevaba a cabo una tarea profesional al servicio de la corona de Inglaterra muy poco conocida por la mayoría. Curiosamente, en 2002 Newton volvió a ser recordado por el pueblo ingles al declararse el árbol -el manzano- bajo el cual ideó la teoría de la gravedad, patrimonio histórico (English Heritage).

La realidad histórica

Newton era un personaje fascinante, pero además ofrecía un perfil poco conocido que facilitaba a la pluma noir de Kerr un campo de trabajo sumamente atractivo. No fue precisamente su faceta como científico, alquimista y buscador de la piedra filosofal, el perfil elegido, sino su vida cuando ya contaba 54 años (1696). Pocos años antes había comenzado a tener una actividad publica que se puede calificar como incesante, primero como defensor de la causa protestante en el Parlamento frente a los intentos del rey Jacobo II de inclinación hacia el catolicismo y después aceptando el cargo de Director de la Moneda (Warden of the Royal Mint) en 1696 el año de la Gran Reacuñación de la moneda inglesa. Fue justo el inicio de su etapa mas oscura (aunque publicaría su gran obra sobre la refracción de la luz –Opticks– en 1704). En 1696 pululaban en Londres cientos de falsificadores de moneda que podían ocasionar con su frenética actividad delictiva el colapso económico de Inglaterra (llegaron a falsificar el 10 % de toda la moneda inglesa en circulación). Newton, como en su momento hicieron Vidocq o Fouche, se rodeó de una extraordinaria y tupida red de espías e informantes que, previa la correspondiente recompensa  ,delataban a los falsificadores que iban pasando por la horca en un número que se acercó a la treintena y Sir Isaac Newton como director de The Royal Mint, comenzó a hacer cumplir las leyes contra la falsificación con la misma eficacia con la que Fouche protegió a la corona francesa.

Pero al frente de estos criminales uno sobresalía: William Chaloner. Chaloner era un fabricante de uñas de oficio, pero encontró una aplicación más valiosa para los metales fundidos: la falsificación de la moneda. Desde su nombramiento en 1696, Newton empezó su labor detectivesca y comenzó a construir un caso contra Chaloner gracias a su ejército de informantes. Su objetivo fue que las mujeres de los rivales a los que Chaloner había asesinado para librarse de competidores se convirtieran en las testigos de cargo cuando llegara el momento. Cuando finalmente arrestó a Chaloner en 1699 por un cargo relativamente menor de fraude de lotería -algo parecido a lo hizo Elliot Ness con Al Capone- Newton presentó un caso de falsificación perfectamente documentado ante el juez Sir Salathiel Lovell. Un caso que llevó al falsificador a la horca.

Sin duda había una estructura magnífica para que Kerr abordara este thriller histórico al que nuevos aderezos como el contexto de la guerra de Inglaterra con Francia y los conflictos religiosos (entre protestantes, arrianos, hugonotes y católicos) -una subtrama que ya aparecía en El nombre de la rosa de Umberto Eco- abre nuevos caminos de intriga para un escritor como el ingles.

La novela

La historiaes narrada, treinta años después de los hechos, por quien fuera un ayudante de Newton en la Casa de la Moneda (tal y como aparece en los archivos de la Royal Mint), ayudante de cuya vida nada se conoce en la realidad.

En 1696, un joven Christopher Ellis es enviado a la Torre de Londres (sede de la Royal Mint), pero no como prisionero sino como asistente de Isaac Newton. La residencia del Guardián de la Casa de la Moneda Real se encuentra dentro de los muros de la Torre, junto a las de los militares que la custodian. Newton acaba de aceptar el nombramiento de la Corona y el Parlamento para investigar y procesar a los falsificadores cuyas monedas falsas amenazan con derrumbar la inestable y debilitada economía. Ellis será el complemento a la mente brillante de Newton, ya que usa la pistola con acierto y es un experto en la pelea a espada. En poco tiempo, el predecesor de Ellis en la Casa de la Moneda es encontrado asesinado y siguen tres nuevos asesinatos, todos en circunstancias espantosas. En los lugares donde se comenten los crímenes aparecen notas con códigos cifrados como si un Zodiac (el asesino en serie americano cuyo código se ha descifrado por fin hace solo unos días) del siglo XVII estuviera actuando en la misma Torre de Londres.

“’Soy un hombre que ve mucho y entiende más’”, proclama Newton a medida que avanza la investigación, ya que salpica sus apariciones con extraordinarias deducciones que se convierten en el núcleo de sus diálogos con Ellis -empezando desde su mismo encuentro-, lo que ha facilitado que en la publicidad de la novela se compare a Newton con Sherlock Holmes, algo a mi entender absolutamente innecesario, aunque, obviamente, desconozco cual fue la intención del autor. Los diálogos entre Newton y Ellis constituyen el elemento principal de la novela y no están exclusivamente centrados en el juego de la deducción. Los protagonistas hablarán y debatirán, además de sobre la investigación y las pistas que el o los asesinos dejan en la escena del crimen, sobre la teoría de la gravedad, sobre la óptica, sobre la religión -y las luchas religiosas en la Inglaterra del XVII- y sobre las relaciones humanas. Los códigos cifrados les llevaran a investigar extraños libros y alguna referencia a la alquimia nos conducirá a la piedra filosofal y a los reiterados intentos -desde Paracelso- para crear el oro través de la alquimia.

A pesar del formidable intelecto de Newton, es incapaz de descifrar el mensaje críptico o cualquiera de los otros que él y Ellis encuentran a medida que aumenta el número de muertos que aparecerán entre los muros de la Torre de Londres. La investigación les llevará a recorrer las calles de Londres, desde las tabernas hasta los mas infames rincones al otro lado del Támesis donde la droga y la prostitución se describen con detalle. Un Londres sucio en el que sobresale la degradación moral (y sexual) de muchos de los personajes que circulan a lo largo de la novela. Los dos investigadores -calificación que prefiero antes que considerarlos como unos Holmes y Watson del siglo XVII- les conducirán a la persecución de los falsificadores en el manicomio de Bedlam -aquel cuyas «excelencias» narró Dickens- y a las celdas de la prisión de Newgate.

Con todo, poco se narra de la vida privada de Sir Isaac Newton. Su paso por la novela se centra en la búsqueda de la explicación de las muertes, el descifrado de los códigos y la posibilidad de que la cadena de asesinatos encubran una conspiración contra la corona de Inglaterra, una conspiración que puede afectar a las mas altas esferas de la nobleza.

Materia oscura se emparenta con el El nombre de la rosa y es, a otro nivel, un thriller histórico con una trama perfectamente construida que lleva al lector a recorrer las sombrías calles y callejones de Londres. La Torre de Londres es un personaje adicional en la trama -la novela acompaña un mapa de la misma- capaz de fascinar al lector que apenas conoce a los cuervos que habitan sus jardines y a los Beefeter que custodian, galantes, su entrada. De hecho, gran parte de la acción se desarrolla en la Torre de Londres, donde las rivalidades entre quienes llevan la Casa de la Moneda y otros inquilinos complican aún más los intentos de Newton de resolver crímenes. En su faceta histórica la novela incorpora otros personajes históricos como Daniel Defoe. Sin embargo, entre los demás hay demasiados nombres y la trama se complica excesivamente. La complejidad no lastra el interés pero en ocasiones ha conducido al lector a investigar cuestiones religiosos (¿quiénes eran los hugonotes o qué representó el arrianismo?) para comprender mejor la trama.

¿Recomendable? Sin duda. El personaje de Christopher Ellis esta perfectamente perfilado y sus andanzas por aquel Londres mugriento atraen al lector, incluida su aventura sentimental/sexual con la que fue la sobrina de Newton, Catherine Barton, una mujer de la que se habló mucho en el Londres de la época por su belleza e inteligencia y a la que en la novela conocemos en facetas mas mundanas.

El buen hacer como escritor de Philip Kerr allana el camino, y la Torre de Londres siempre ha ejercido una atracción singular en mi imaginario de crimen y sangre. Sin duda, un titulo imprescindible para quienes gusten de los thrillers históricos o quienes -y estos son muchos- sean lectores fieles a Kerr.

Materia oscura

Philip Kerr
Trad.: Carlos Mayor
Salamandra

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