Sergio Torrijos Martínez

Esta novela viene avalada por sesudas reflexiones de escritores de peso. Por citar alguno, Belén Gopegui, que define la obra como, y cito textualmente:

Un thriller que estremece y al mismo tiempo piensa.

Personalmente, siempre me ha gustado llevar la contraria a este tipo de afirmaciones, más aún cuando vienen en nombre de escritores que tienen un concepto de la literatura y del thriller diametralmente opuesto a lo que cree un servidor o al menos así me gustaría pensarlo. Y para ser realmente sincero tengo que reconocer, por una vez, que tienen razón.

Con seguridad me ha parecido un thriller de lo más inteligente. No sólo por la prosa del autor, verdaderamente de calidad, sino por la idea general de la obra, la concepción de lo que cierta obtención de “inteligencia” puede aportar a personas, compañías, empresas, intereses industriales y por lo tanto dinero, dinero y más dinero. Los intereses económicos subyacen por encima de todas la ideas, es como la fuerza vital que mueve el mundo.

Queda claro que la obtención de esa “inteligencia” se salta normas legales, aunque con el propósito loable de ayudar al género humano, pero siempre hay por detrás intereses que superan a ese género y simplemente se ven como un recurso económico al que explotar.

La novela entra así en un juego muy interesante. Unos jóvenes informáticos, ya se imaginan la palabreja, son contratados para averiguar el desarrollo de un medicamento y entran de lleno en la lucha empresarial/comercial de varias empresas farmacéuticas. Visto así no parece muy novedoso puesto que de alguna forma los intereses empresariales y personales han chocado en numerosas ocasiones y lo hemos visto en el cine, televisión o incluso lo hemos sufrido en carnes propias. Pero la novedad, aquí, es que detrás de esa información, ya catalogada en bites, en bases de datos con la frialdad del silicio, aparece el pensamiento humano, que es capaz de discernir un problema que se desconoce a través de concepciones tan puras como la lógica. Parece mentira que de un campo tan de ciencias como la informática se tenga que recurrir a la vieja filosofía para poder abordar la resolución de un problema y eso es un gran acierto de la novela.

Tengo que reconocer que acompañado de la buena prosa disfruté sobre medida por esos conceptos, simples pero certeros, del conocimiento y de la capacidad de discernir de algo que se sabe y de lo que no se sabe y así poder acotar el conocimiento que se tiene o que se necesita obtener.

Ya me he liado.

Felicito desde aquí al autor. Para mí ha acertado de pleno. Es cierto que como thriller es un poco moroso, tal vez le falta algo de acción pero se compensa con esa prosa de calidad y los personajes tan bien perfilados.

Para quién escribe una recomendación obligatoria. Espero que la novela tenga desarrollo, yo me he apuntado el nombre del autor y para mí es un escritor al que seguir.

A doble ciego