Novela: «La espera», de Michael Connelly

Ángel Luis Pastor

Dos años después de Estrella del Desierto, llega el título nº 25 de la serie de Harry Bosch (sexto de Renée Ballard y quinto juntos).

Han pasado dos años desde que Ballard se hiciera cargo de la Unidad de Casos Abiertos y la historia no empieza bien para Renée: alguien ha robado de su coche, entre otras pertenencias, su arma y su placa. De modo que tendrá que alternar la investigación de sus casos con la del delito del que ha sido víctima, mientras trata de ocultárselo a sus compañeros, especialmente a Colleen Hatteras, un curioso personaje que ya aparecía en la novela anterior, con una personalidad insufrible, y tan hábil para las genealogías como para meter los hocicos en la vida de los demás, especialmente en la de su jefa. Una auténtica “Vieja del Visillo” en versión californiana que acabará siendo un elemento clave en la novela.

El mismo día, le llega la información (derivada de otro caso) de un informe de ADN que relaciona a un detenido con un antiguo delincuente sexual en serie de los años 2000, cuando Ballard aún no era más que una agente uniformada patrullando las calles: el Violador de la almohada, cuya última acción fuera la primera escena del crimen para nuestra protagonista, que nunca olvidaría el cuerpo desnudo e inerte de la víctima, Abbey Sinclair. Por eso fue el primer caso sin resolver que abordó cuando puso en marcha la nueva Unidad de Casos Abiertos. Y ahora todos los recuerdos y las sensaciones de entonces vuelven intensamente de golpe… y eso que aún no sabe quién podría ser el culpable.

Si a esto sumamos que, de la investigación “discreta” del robo de sus pertenencias, surge una inesperada red conspiratoria, ya tendríamos el planteamiento de La espera, con la habitual estructura de las novelas de Connelly, alternando en el relato el desarrollo de dos tramas diferentes. La primera, con el tenso choque entre las ineludibles necesidades del trabajo policial y las consecuencias políticas (como se encarga de recordarle su superior, el capitán Gandle) que puedan derivarse de investigar a un sospechoso de ese nivel. La segunda, con el exponencial aumento de dimensiones de algo que parecía un simple hurto de pequeños chorizos, pero acabará implicando al F.B.I. Un asunto que, para sorpresa del lector, se trata con bastante brevedad y se cierra abruptamente sin mucho desarrollo.

Con la habitual traducción impecable de Javier Guerrero Gimeno y la cuidada edición de Alianza, la novela tiene -como todas las de Connelly-, al margen de la siempre magistral habilidad narrativa del autor, otros numerosos alicientes. El primero de ellos, la caracterización de sus personajes, empezando por nuestro Harry. Un Harry de 78 años y en lucha con el cáncer (“pareces agotado”, le repite constantemente Renée…), en funciones de estrella invitada, con una intervención pequeña, pero determinante, en uno de los dos casos. Padrino -casi padre- protector de Renée al que ésta admira hasta el extremo de calificarle, literalmente, como “el puto amo”. También una Ballard que sigue creciendo como protagonista indiscutible después de unos inicios algo irregulares en los primeros títulos de su serie. Y la incorporación de Maddie, la hija de Bosch, como voluntaria de la Unidad, con un ardiente deseo de dejar las patrullas y llegar a detective y que desempeña un protagonismo aún pequeño pero que se adivina irá creciendo en entregas sucesivas.

Además, como también es norma en las novelas del maestro, está la ambientación histórica que recoge siempre los asuntos de actualidad; en este caso, la proliferación de grupos ultra que tuvo su momento álgido (de momento…) en el asalto al Capitolio del día de Reyes de 2021. Pero también el recuerdo de acontecimientos trascendentales en la historia de Los Ángeles, de nuevo protagonista silenciosa de la novela, como en casi todas las suyas. En La espera tenemos el célebre caso de la Dalia Negra (1947), una historia mítica que ha tenido numerosas revisiones y referencias en la literatura, el cine, la televisión e, incluso, algunos videojuegos. El caso sin resolver más famoso de la historia de la ciudad despierta intensamente el interés de Maddie, que ve en él paralelismos con el asesinato de su abuela paterna, y del que parece haber encontrado una pista fiable. Una pista con la que se da curso a otra pequeña trama con la que Connelly fabula una revisión -y solución- del caso (que, en la realidad sigue sin resolverse) y que introduce, desde luego, una referencia histórica, pero, sobre todo, un buen puñado de páginas muy interesantes.

En resumen, otra pequeña joya de nuestro autor favorito (al menos, el mío: no tienen más que repasar mis reseñas) que les recomiendo encarecidamente no perderse. Háganme caso.

La espera

Michael Connelly
AdN Alianza de Novelas

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