Jesús Lens Espinosa de los Monteros
Volver de Semana Negra siempre es una tragedia. Es algo duro, doloroso e ingrato. Este año, en concreto, fue peor. Porque los rumores sobre su final nos acompañaron, mañana, tarde y noche, a lo largo de los días que estuve en Gijón.
Una edición de Semana Negra en que fui más cuidadoso que otras veces, me acosté más temprano y descansé más horas. De esa forma, cuando el domingo por la tarde, tras la espicha de despedida, me fui al aeropuerto de Asturias, estaba en condiciones de leer. Y tenía que ser una lectura especial, distinta, a la altura de la ocasión.
Aquel mismo domingo, al llegar a casa, de madrugada, blogueaba estas imágenes de Baudoin y Troubs, referentes a su más reciente trabajo, “Viva la vida”.
Decir que una obra de arte como ésta te ha gustado puede sonar ciertamente frívolo. Es imposible que una historia de muerte, sufrimiento y dolor pueda gustarte. Y, sin embargo, me gusta. Como me gusta su paradójico título: “Viva la vida”.
La cosa es que los dos dibujantes se fueron a Ciudad Juárez, México, uno de los lugares más violentos y salvajes del mundo, donde cada noche mueren decenas de personas, asesinadas, y leer los diarios de la mañana supone asomarse a un fangal de sangre, vísceras, violencia y muerte.
Así las cosas, ¿cómo puede subtitularse una obra pensada y ejecutada, en directo, a lo largo de noches y noches de encierro en un apartamento de Ciudad Juárez como “Los sueños de Ciudad Juárez”?
Los autores pasaban el día caminando por la ciudad, conociendo a la gente que allí vivía, tratando de charlar amigablemente. Y les proponían un trato que les permitía romper el hielo e interactuar con ellos: si los residentes en Ciudad Juárez les contaban sus sueños, anhelos y esperanzas, los dibujantes les hacían un retrato y se lo regalaban.
Por la noche, imposibilitados para salir a las calles y confinados a los estrechos límites de su apartamento, como si estuvieran en un país en guerra, Baudoin y Troubs dibujaban todo lo que habían visto, oído, sentido y conocido a lo largo del día.
Y eso es “Viva la vida”, una mezcla entre cuaderno de viajes y galería se sueños y retratos de personas ordinarias, comunes, normales y corrientes, que lo mismo piensan en vivir en los Estados Unidos que en terminar sus estudios, pintar o “ser músico, uno bueno. Hacer la carrera de veterinario y casarme con Ilenna”.
Sueños que terminan resumiéndose en uno, tan sencillo como complicado: “Continuar viviendo”.
Los trazos en los dibujos de Baudoin y Troubs, muchos de los cuáles se confunden y confluyen en la misma página, son salvajes, primarios y abrasadores. Un álbum de un blanco y negro punzante y agresivo, como el contexto en que está dibujado.
Uno de esos trabajos que, realizados con las tripas, contagian su pasión a todo aquel que tiene la suerte de disfrutarlo.
Viva la vidaBaudoin y Trobs
Astiberri
Baudoin es brutalmente visceral. Me encanta en sus colaboraciones con Fred Vargas.
Slds.
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