«La tosca red», de Hakan Nesser, por Sergio Torrijos Martínez

Sergio Torrijos Martínez

Un escritor sueco, un jefe de policía peculiar y una ciudad inventada. Eso es lo primero con lo que todos nos quedaríamos de la novela y del autor. Pero hay que decir que pertenece a la generación de Mankell, que sus personajes y crímenes son creíbles y que se dedica con fruición a atizarle al estado del bienestar.

Para encontrar algo decente entre lo que nos llega de aquellas latitudes he tenido que retrotraerme en el tiempo. La presente novela se publicó en Suecia en 1993, nada menos, y en nuestro país trece años después. De aquellos años, con un Mankell como rompehielos de la novela policíaca nórdica, empujado por algún precedente como Maj Sjöwall y Per Wahlöö y junto con Marklund y el presente autor representaban una plantilla que daba envidia y lo daba por varios motivos, por su viveza, su manera de ver el crimen y los policías.

Ahora, al leer una novela como La tosca red, sorprende ver en lo que ha caído la novela policial nórdica. La decadencia ha sido rapidísima, casi un declive, y solo se salva del naufragio algún prestigioso autor pero que podríamos contar con los dedos de una mano. La novela no es la mejor de Nesser, es un tanto floja, el final es un poco difuminado y cierta parte central del relato parece dubitativo, pero tras esas líneas existe un escritor de nivel.

La mezcla de humanidad y profesionalismo que destilan los policías es algo verdaderamente logrado. Van Veeteren, el investigador principal, tiene todas las papeletas para ser odiado o querido, pero eso no le quitará ni un ápice de profesionalismo a la hora de perseguir un crimen.

Nesser nos demuestra en esta novela cual debe ser la manera de investigar un asesinato. La paciencia, la dedicación o incluso la intuición son valores importantes, pero sobre todo está la labor de equipo, las horas dedicadas, la comprobación de cada ángulo de los implicados y de los hechos acaecidos. Ese es el estilo sueco. Con esa manera de ver la novela policíaca arrasaron en el mercado editorial y lo de arrasar no es una metáfora, es un hecho comprobado. Superaron, con creces, a los grandes autores americanos, desbancaron a los poderosos británicos e imperaron en toda Europa. Ahora que seguimos sufriendo el aluvión de escritores de aquellas latitudes ya no es lo mismo, el modelo se ha desdibujado, no tienen la frescura de los comienzos y eso se percibe cada vez que tomas un libro nuevo llegado de aquellas latitudes. Hay, claro está, excepciones. Por poner a dos destacaría a Lápidus y a Persson, pero el nivel general ha caído. La generación de Mankell, Nesser y Marklund no ha sido superada.

Animaría a todos a que hiciéramos un ejercicio de memoria y recordáramos lo que nos agradaba de aquellos suecos. Personalmente me he decantado por echar mano de un autor más que decente y la experiencia ha sido gratificante, da gusto volver a leer una buena novela policíaca, al estilo, diríamos ya, un poco antiguo, pero eficiente que se lee con gusto y rapidez.

 
La tosca red
Hakan Nesser
RBA

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