Teresa Suárez
A fecha 4 de abril de 2017, esta es la lista de mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas en España:
Matilde Teresa, 44 años, apuñalada; Estefanía, 24 años, arrojada por la ventana de un cuarto piso; Toñi, 33 años, degollada; Blanca Esther, estrangulada y arrojado su cadáver al rio; Virginia, 55 años, apuñalada; J.D.L.M. asesinada en Seseña (Toledo); Cristina, 38 años, apuñalada; Carmen, 79 años, apuñalada; Laura, 26 años, a tiros; Ana Belén, 46 años, y su hija Ana, 18 años, ambas apuñaladas; Margaret, 79 años, apuñalada; Mª José, 52 años, murió por la explosión de dos bombonas de butano que destrozaron su casa con ella dentro; Leidy Yuliana, 34 años, apuñalada; Gloria Amparo, 48 años, arrojada por el hueco de la escalera desde un cuarto piso; Dolores, 47 años, fuerte traumatismo en la cabeza; Erika Lorena, 32 años, degollada; Ana María, 42 años, estrangulada; Yurena, 23, estrangulada; María Victoria, 44 años, a golpes con un objeto contundente (también murieron degollados dos menores de 8 y 5 años, y una niña de 1 año cuyo padre se tiró con ella por la ventana de un cuarto piso del Hospital La Paz donde se encontraba ingresada).
A menudo la noticia de la agresión a una mujer, por parte de su pareja o ex pareja, va seguida del comentario “lo aguantan porque les da la gana”. Quiero creer que es el desconocimiento lo que pone voz a esa falta de solidaridad y empatía, porque, para poder entenderla, es vital conocer el denominado ciclo de la violencia de género:
Fase de tensión: plagada de agresiones menores (insultos, acusaciones) que surgen de los problemas cotidianos de la vida. La víctima experimenta culpabilidad, angustia y pánico, por lo que intenta calmar a la persona violenta. A medida que se va acercando la siguiente fase, los conflictos son más frecuentes.
Fase de explosión: algo insignificante (una camisa mal planchada) origina una explosión de violencia psíquica y física desproporcionada (golpes, heridas, agresiones sexuales), corta pero muy grave. Inmediatamente después el atacante reduce su tensión y la victima aparece muy alterada. El agresor argumenta razones que no le hacen responsable de lo ocurrido, racionaliza el ataque, lo justifica y consigue que la victima minimice sus daños.
Fase de luna de miel: la tensión acumulada en las dos primeras fases ha desaparecido. El violento se convierte en una persona encantadora, atenta y cariñosa. Suplica perdón y promete que nunca volverá a producirse un episodio similar. El arrepentimiento parece sincero y la mujer acaba creyéndolo y perdona lo ocurrido.
Las tres fases son periódicas. Cada vez que el ciclo se repite, el nivel de violencia aumenta y la fase de luna de miel se reduce. En cada una de las etapas el agresor, que mantiene el pleno control de sí mismo, está trabajando para debilitar aún más a la víctima. Es una labor a largo plazo y, cuando haya terminado, tendrá a su lado una persona anulada, aterrorizada, sin recursos económicos a su alcance, aislada completamente de su red de amigos y familiares, con baja autoestima, sin capacidad para razonar ni decidir por sí misma y, lo más importante, sin que sepa que ella no tiene la culpa de la violencia que sufre.
Carlos Goñi al frente de Revolver, uno de mis grupos favoritos, supo reflejar en esta canción, de manera muy acertada, el sentir de las víctimas.
Ana tiene un mensaje pintado de azul en el ojo derecho.
Ana tiene un mal día grabado en los labios, partidos por cierto.
Ana tiene un secreto que no sabe nadie, aunque no es un secreto,
y un día cualquiera es el último día, y un día de estos…
Ana cree que el mundo es enorme pero no lo bastante.
A Ana le engañan diciendo “si te vas, no tardaré en encontrarte”.
Ana no tiene claro a partir de cuando todo se volvió negro
pero él dijo un día “antes muerta que viva, con otro ni en sueños”.
O cuando escupía diciendo “tu vida, será puro miedo”.
Abrir las alas y volar,
dejarlo todo sin hacer
y largarse pronto con lo puesto.
Quién quiere ver lo que Ana ve,
una noche otra también.
La vida es bella pero quién
quiere ver lo que Ana ve.
Y dónde puedes ir cuando tú sabes bien que irá por ti.
Como vas a gritar si sabes que nadie te escuchará.
Todos dirán “vaya exageración, no será tanto no”.
Mientras esculpe a golpe de puño su nombre en tus huesos.
Mientras te tapa la boca y te aplasta un cigarro en el pecho.
Abrir las alas y volar,
dejarlo todo sin hacer
y largarse pronto con lo puesto.
Quién quiere ver lo que Ana ve,
una noche otra también.
La vida es bella pero quién
quiere ver lo que Ana ve.
Abrir las alas y volar,
dejarlo todo sin hacer
y largarse pronto con lo puesto.
Quién quiere ver lo que Ana ve,
una noche otra también.
La vida es bella pero quién
quiere ver lo que Ana ve
Recuerda que dijo “antes muerta que viva, con otro ni en sueños”.
O cuando esculpía a golpe de puño su nombre en tus huesos.
Abrir los brazos y volar,
dejarlo todo sin hacer
y largarse pronto con lo puesto.
Quién quiere ver lo que Ana ve,
una noche otra también.
La vida es bella pero quién
quiere ver lo que Ana ve.
Puedes seguirnos en Google+, Twitter y Facebook
Es indignante que todavía haya una parte de la sociedad que criminalice a la víctima. Gracias, Teresa, por este texto con el que no podía estar más de acuerdo: conozco la incomprensión, las mentiras, las encerronas, el terror.
Y reivindico esta canción de Revolver (que también es uno de mis grupos favoritos), quizá no tan popular como otras del buen Goñi, pero es que nadie quiere ver lo que Ana ve.
Porque para entender a las víctimas hay que tener un mínimo de humanidad. Así que nos toca luchar contra la ceguera.
Esto no acabará nunca mientras no entendamos que las mujeres que se encuentran inmersas en ese horror cotidiano lo tienen muy difícil para salir de él sin ayuda. Así que no me tienes que dar las gracias, te las doy yo a ti por apoyar esta lucha.