Juan Mari Barasorda
PARTE V: 1981-2000
La detective Kinsey Milhone apareció por primera vez en 1982 en la inolvidable A de Adulterio –»A is for Alibi (Coartada)” en el original–, la primera del alfabeto del crimen que nos regaló Sue Grafton (1940-2017) y que dejó inacabado por su fallecimiento. Milhone es una detective residente en Santa Teresa, al norte de Los Angeles, divorciada por partida doble y con 32 años en su primera novela. Tras 25 novelas (la ultima, Y de Yesterday, en 2017) la detective envejeció solo 7 años.

En 1982 se publica también la primera novela protagonizada por la detective V. I. (Victoria Iphigenia) Vic Warshawski, Valor seguro, a la que siguieron otras 17 novelas más una película, Detective con medias de seda (1991), protagonizada por Kathleen Turner. En prácticamente todas sus novelas la autora incluye nada veladas criticas a la sociedad americana de los años 80 y posteriores. Sara Paretsky (1947-…) nació en Iowa pero sitúa la acción de sus novelas en Chicago. Además fue fundadora de la asociación “Sisters in crime”, constituida por escritoras de novelas criminales y de misterio.
Los 80 trajeron los primeros grandes éxitos de la televisión y nuevas mujeres detectives tomaron el testigo de la mujer policía. Es en 1982 cuando se estrena el primer episodio de Cagney y Lacey, una longeva serie (que duró en pantalla hasta 1988) de una pareja de policías de detectives de la ciudad de Nueva York. Aún más duradera fue la presencia televisiva de Jessica Beatrice Fletcher –un personaje inspirado en las imperecederas Miss Marple y Ariadne Oliver de Agatha Christie–, escritora de novelas policíacas y detective aficionada de la inolvidable Se ha escrito un crimen. Los episodios (256) transcurren en Cabot Cove (Maine) a lo largo de doce temporadas (1984-1996), que permitieron a Angela Landsbury obtener todos los premios posibles de la farándula televisiva americana.
Con la sargento detective Barbara Havers, creación de la escritora americana Susan Elizabeth George (1949-…), la mujer detective regresa a Scotland Yard (recordemos a la victoriana Lady Molly). La primera de las 19 novelas (Una gran salvación) protagonizadas por el inspector Linley y la sargento Havers data de 1988 y la ultima de 2015, una dilatada carrera a la que se añade la serie de televisión (“The Inspector Lynley Mysteries”, 2001-2007).
Susan Dunlap (1948-…) representa el sorprendente caso de escritora triunfante en USA nunca traducida al castellano. Fundadora también de “Sisters in crime” e investigadora durante un tiempo llegó a crear hasta tres detectives distintas: una detective aficionada (Vejay Askell), una detective de la policía (Jill Smith) y una detective privada, Kiernan O’Shaughnessy, esta última en 1989.
Kerry Greenwood, abogada y escritora australiana nacida en Melbourne creó a la detective Miss Phryne Fisher en “Cocaine Blues” (1989), novela publicada en castellano como Una detective inesperada. Miss Fisher es una detective glamurosa, acaudalada y aficionada al champán y a los vestidos caros. Sus casos se desarrollan en Melbourne y gracias a la fama de sus novelas dio el salto a la televisión en la serie de éxito en Australia –“Miss Fisher’s Murder Mysteries”– entre 2012 y 2015, estrenada en español por la Paramount Network en 2019.
La doctora Kay Scarpetta es la primera forense de la novela policial. Su autora, Patricia Cornwell, periodista de profesión, se especializó en casos criminales y más tarde trabajó en la oficina del forense de Virginia. Unos años más tarde se divorcia y publica Post Mortem (1990), el primer caso de la doctora Scarpetta. Después ha publicado 23 novelas más con la misma protagonista, incluyendo Niebla roja (2011), premio RBA de novela policiaca.
Lynda LaPlante (Liverpool,1946) comenzó su carrera como actriz, pero el exito de Mujeres de la Mafia (1991), un icono del empoderamiento de la mujer en la novela criminal, le abrió la puerta a la profesión de guionista de televisión y el éxito con la creacion de Principal sospechoso –seis temporadas entre 1991 y 2006–, con la irrepetible Helen Mirren en el papel de la DCI (Inspectora Jefe de Detectives) de la Metropolitan Police de Scotland Yard Jane Tennison. La serie –un procedural inmaculado– y el personaje se convirtieron en el icono del papel de la mujer al frente de la unidad de detectives de la policia y el origen de series policiacas feministas como la reciente “The Fall con la DSU” (Superintendente Detective) Stella Gibson. Su precuela, Principal sospechoso (1973) nos presenta a la joven Jane Tennison en sus primeros pasos en la policía bajo un uniforme casi idéntico al de la agente Shirley Trewlove de la exitosa “Endeavour”.
Un precedente casi olvidado de la novela negra escandinava fue publicado en 1992 con un titulo –en danés– casi inpronunciable, La señorita Smila y su especial percepcion de la nieve, obra del autor Peter Hoeg (1957-…) convertida en film (Smila: misterio en la nieve, 1997). Smilla Quaavigagg Jaspersen se merece su presencia en esta selección de cien mujeres detectives porque su labor detectivesca –es una detective amateur amante de las matemáticas– es un modelo temprano de las detectives escandinavas tanto literarias (la hacker adicta a la bebida y bisexual Lisbeth Salander de Stieg Larsson nació literariamente en 2001, fuera del marco temporal de esta exposición) como televisivas, como Saga Noren en “The Bridge” o Sarah Lund en “Forbyldelsen (The Killing)”.
La escritora escocesa Val McDermid (1955-…) inició la serie de su investigadora privada Kate Brannigan en 1992, protagonista de seis novelas situadas en Manchester. El magazine Crime Fiction consideró a Kate Brannigan como la mejor detective (PI) de la novela criminal britanica, y el titulo exige su reconocimiento. También otra representante del “Tartan Noir” tiene sitio en este elenco: detective constable primero, sargento despues e inspectora Siobahn Clarcke, trabaja bajo el mando del inspector John Rebus de Ian Rankin (1960-…) y aparece por primera vez en El libro negro (1993), aunque será en Aguas turbulentas cuando su personaje será fundamental en la novela.
Anne Holt (1998-…) fue la primera escritora escandinava en continuar el camino de Hoeg con la primera detective profesional, la detective de la policia lesbiana Hanne Wilhelnsem. Aparece en La diosa ciega (1993) y en ocho novelas más.
La escritora americana, nacida en California, Laurie R. King (1952-…) ha creado la galardonada serie de Kate Martinelli, detective de homicidios de San Francisco y lesbiana, cuya primera novela (Paisaje con sombras, 1993) ha dado lugar a una saga de cinco títulos en los que son habituales tramas y reivindicaciones feministas. A la par de esta saga creó otra con la investigadora victoriana Mary Russell como protagonista (“The Beekeeper’s Apprentice”, 1994), una joven de quince años en esta primera novela que conocerá al detective retirado en Sussex… Sí, Sherlock Holmes. Comenzaran una relación en la que, a lo largo de catorce novelas, pasará de ser la educación de un mentor a su alumna –que crecerá en capacidades deductivas e ideales feministas– para abordar una faceta sentimental que no revelaremos. Los lectores habrán de esperar a la traducción al castellano de la serie para comparar a Mary Russell con Joanna Blalock o Enola Holmes, hija y hermana respectivamente de Holmes en sagas literarias mas recientes.
Shira Judith Rosan nació en Nueva York en 1950, es arquitecta de profesión, forma parte también de “Sisters in crime” y con el seudonimo S. J. Rozan es la responsable de la serie de la detective Lydia Chin, gracias a la cual ha recibido la practica totalidad de los galardones literarios en el genero negro en USA hasta el punto de ser considerada como “la heredera de Ross MacDonald” por George Pelecanos. Chin vive con su madre en Chinatown y en Negocios orientales (“China trade”, 1994) conoceremos que practica el taekwondo y que mantiene una relacion profesional con el detective Bill Smith. No contenta con la fama que ha otorgado a Lydia Chin, ha escrito relatos protagonizados por la madre de la detective, Chin Yong-Yun, convirtiendola en una detective aficionada siguiendo el modelo de miss Marple, solo que su version oriental. Otra detective oriental también de los años 90 fue Holly-Jean Ho, protagonista de tres novelas escritas por Irene Lin-Chandler, la primera de ellas publicada en 1995 (“The healing of Holly-Jean”), en la conoceremos el origen taiwanes –aunque vive en Londres– de la detective y su condicion bisexual. Toda una modernidad para la época (tanto que la autora define a su detective como “a self appointed private-clit” en oposicion al “hard-boiled dick” de décadas anteriores) desconocida en estas latitudes.

En 1996 llegó a las librerías la primera novela protagonizada por Petra Delicado: Ritos de muerte. La inspectora de policía destinada en Barcelona fue modelada por la escritora Alicia Gimeéez Barttlet (Almansa,1951), doctora en Literatura española y galardonada, además del Nadal y el Planeta, con el Premio Carvalho «por haber renovado la novela policíaca española aportando una perspectiva femenina y feminista que ha sido pionera en este ámbito», así como con el premio Raymond Chandler, otorgado en Alemania. Creó el personaje a partir de una inspectora de policía real que conocía la autora. Su compañero, el subinspector Fermín Garzón es el complemento de esta policía independiente, divorciada en tres ocasiones, feminista y modelo para las muchas policías de la literatura negra que han surgido en las ultimas dos décadas. Once novelas y una serie de televisión de éxito en la que Ana Belen encarnó a la inspectora así como una reciente adaptación en la televisión italiana donde la acción se desarrolla en Génova y la inspectora muta su nombre en Petra Delicato. También en 1996 se publicó la primera novela protagonizada por la detective cubana –reconocida como la primera detective latinoamericana de la novela negra– Lupe Solano en Aguas sangrientas (“Bloody waters”) –la primera de una serie de siete–, tras la que está la escritora cubana –y antes investigadora privada– Carolina Garcia Aguilera. Solano es hija de un exiliado cubano, vive en Miami en una mansión, le gusta comer en buenos restaurantes y oculta su Beretta en un bolso de Gucci. Afronta la creación de su agencia de detectives desde una perspectiva esencialmente feminista (“Debería haber nacido hombre. Pienso como uno, actúo como uno, vivo mi vida como tal. Como investigador privado durante los últimos ocho años, he trabajado en un campo dominado por hombres.” ). Toda una declaración.
Laura Lippman (Atlanta,1959) llegó a la novela policial desde el periodismo y ha merecido, como alguna de las escritoras de esta selección, casi todos los premios de género negro existentes: el Agatha, el Edgard, el Shamus o el Anthony. En 1997 publicó la primera novela de la serie de la detective –antes periodista– judeo-irlandesa radicada en Baltimore –la ciudad donde creció y reside la autora– Theresa Esther Tess Monagham. La serie ha alcanzado doce títulos, siendo una de las más prolíficas –y de mayores ventas– mujeres detectives de las dos últimas décadas.
Estos saltos entre detectives europeas y americanas –con alguna adición asiática y de Oceanía– resultarían incompletos sin la presencia de la africana Mma Precious Ramostwe. Vive en Gaborone (Botswana) donde dirige La 1ª agencia de detectives de Botswana. Este título tuvo precisamente la primera novela (1998) de la serie creada por el autor nacido en la actual Zimbawe y descendiente de escoceses Alexander McCall Smith (1948-…). El propio autor residió en Botswana aunque ahora ejerce en Edimburgo como profesor de medicina legal y forense. Las quince novelas de la serie de Mma Ramotswe, más las cinco dedicadas a relatar su infancia, permiten al lector del género negro adentrarse en un continente, teñido de crimen como los demás, pero también de pobreza y enfermedad que ofrece en un prisma en negro suficientes argumentos para su exploración .
Sin duda, el salto de continente a las localizaciones de las novelas de la gaditana agente –luego cabo y mas tarde sargento– de la Guardia Civil Virginia Chamorro. Compañera del sargento –luego subteniente– Ruben Bevilacqua, Vila, la agente/sargento Chamorro está asignada a la UCO (Unidad Central Operativa) en Madrid. Pero desde la primera novela (El lejano país de los estanques, 1998) recorrerá a lo largo de once novelas –hasta la fecha– diversas provincias e incluso viajará a Afganistán. Lorenzo Silva (Madrid, 1966) ha conseguido identificar en esta miembro de la UCO a toda una generación de mujeres incorporadas a los cuerpos y fuerzas de seguridad en una saga que apuesta no solo por la verosimilitud de las investigaciones sino por una innegable calidad literaria que le acreditó para ganar con La marca del meridiano el premio Planeta. Las adaptaciones televisivas han permitido a tres actrices distintas encarnar a la agente Chamorro, tan viva e interesante literariamente hoy día como en el ya lejano 1998.
La detective inspectora Vera Stanhoppe apareció en Una trampa para cuervos (1999). La policía de Kimmerston, cerca de Escocia, ha protagonizado hasta ahora ocho novelas –y generado una serie de televisión entre 2011 y 2017– escritas por la autora Ann Cleeves (1954), con lo que engrosa la ya larga lista de detectives adscritas a los cuerpos y fuerzas de seguridad.
También el campo de la medicina forense ha generado sucesoras después de la doctora Scarpetta, pero si alguna investigadora se merece cerrar este (no exhaustivo) recorrido por la semblanza de las mujeres detectives, pocas se merecen la mención como la investigadora Catherine Willows del C.S.I. Las Vegas, protagonista en nada menos que doce temporadas de la serie a partir del año 2000 y hasta 2012. Criminalista y especialista en rastros de sangre, sus investigaciones han llegado a los hogares menos aficionados a la lectura del género negro y ha reivindicado desde los rayos catódicos el papel de la mujer en la investigación criminal.