«El Chef ha muerto», de Yanet Acosta, por Juan Mari Barasorda

Juan Mari Barasorda

El lector ha leído hace poco que ha fallecido Elliot Handler. Sospecha que a Ven Cabreira le apenará la noticia. Claro que Ven es solo un detective de ficción, pero le ha cogido cariño.

 Si Handler fue el padre de las Barbies, la madre de Cabreira -detective, ex agente del CESID, que solo come fabada en lata y coleccionista de Barbies que compra en recuerdo de su difunta esposa- es Yanet Acosta, periodista gastronómica que acaba de escribir su primera novela negra. El lector contempla la -guapísima- imagen de Yanet en la contraportada de El Chef ha muerto, nº 2 de la Colección Negra Urbana y Canalla que coordina Carlos Salem.

Que a Salem (magnifico escritor por añadidura de lo de negro y canalla-rapado) le haya encantado “ese fascinante detective” que es Ven Cabreira no es extraño. Yanet Acosta ha creado un detective singular y entrañable, merecedor sin duda de muchas más historias negras y canallas. También ha creado, en esta su primera novela que se deglute con la facilidad de un riquísimo pintxo, una veintena de personajes todos ellos deliciosos para el lector. Porque El Chef ha muerto es, a la postre, un sainete en negro en el se entremezclan cocineros (y, claro está, el Chef), gourmets, periodistas gastronómicos, policías, investigadores de compañías de seguros, críticos de la guía Michelin, taxistas, gatos y hasta un pulpo. Personajes de un guiñol policial, creíbles, apasionantes… como txipirones cocinados con mimo en su salsa. Por supuesto, negra.

El lector reconoce en Yanet Acosta a la periodista gastronómica que sabe de lo que escribe y le gusta y que escribe muy bien. El lector, que tiene un relato policial-gastronómico cociéndose aún en una cacerola de su mente criminal, reconoce los arquetipos de aquella edad de oro de la gastronomía plena de personajes apasionantes redivivos en un Madrid mas canalla que castizo. El primero de ellos, el gran Chef, muerto, tal vez asesinado -es lo que Cabreira deberá averiguar-, que rememora a Carème (cocinero de reyes, rey de los cocineros) y a sus rivales (como Beavilliers) en esa pugna por ser “el Chef en lugar del Chef”; escritores gastronómicos escondidos en el anonimato como Brillat-Savarin; críticos como aquel Grimod de La Reynière que, con su Almanach des gourmands, fue el precursor de la guía Michelin; apasionados del buen comer más o menos cuerdos y casi siempre excéntricos como Cambacérès o Talleyrand y, de fondo, la pugna de los grandes restaurantes, como el Palais Royal o Le Rocher de Cancale, con su vida propia y las recetas siempre mágicas, que al lector hacen disfrutar tanto como la propia trama.

Si en las novelas de Carvalho, Maigret, Brunetti o Montalbano desfilan caracoles al horno con mantequilla, atascaburras, rissotto con calabaza o anchoas aliñadas en jugo de limón, aceite de oliva y pimienta negra, el guiso que Yanet nos propone se torna en una deliciosa novela negra aliñada en una trama compleja y sorprendente, como compleja era la receta imposible de aquel Oreiller de la Belle Aurore que el gastrósofo Brillat-Savarin creo en la edad dorada de la gastronomía.

Gracias, Yanet. Como Fritz, el cocinero suizo que acertaba siempre con el plato al gusto del inmenso y sagaz Nero Wolfe, tu novela es un disfrute para el lector policial que queda a la espera de las nuevas historias negras y canallas de Ven Cabreira.

El Chef ha muerto
Yanet Acosta
Amargord. Negra Urbana y Canalla

2 comentarios en “«El Chef ha muerto», de Yanet Acosta, por Juan Mari Barasorda

  1. Vale, vale! no es necesario seguir insistiendo en su calidad 😉 ya la tengo en la lista y en cuanto tenga el vino en su punto de temperatura me siento a la mesa y me la zampo de un bocado, de cardinale por supuesto. Y es que hay comidas que no pueden dejarse enfríar.
    Slds.

  2. Leido el libro, diría que los ingredientes no están mal, pero la presentación deja mucho que desear. Este es un toque de atención a la editorial y en especial al director de la colección. Los correctores existen, te lo juro y por este libro no han pasado. Todos los errores mecanográficos del original siguen ahí. Incluso hay lineas mal justificadas. Está bien trabajar directamente del ordenador, paro alguien tiene que echar un vistazo antes de que se publique. No solo en alta cocina es importante la presentación.

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