Ricardo Bosque
Año de cambios para Carmen Arregui y su equipo: nueva editorial y nuevo escenario -muy distinto del habitual- para la cuarta entrega de la serie.
Y es que la investigación laica que da título a la novela se va a desarrollar en la localidad burgalesa de Fuenrota, pero que nadie se llame a engaño con lo de “laica” porque, aunque aparezca un cura, la historia nada tiene que ver con la Iglesia, simplemente es el adjetivo que los protagonistas asignan a la investigación por tratarse de un asunto extraoficial que surge como consecuencia del puente constitucional que aprovechan Carmen, Lorena y Fuentes para echar una mano a Iñaki en el vaciado de una vivienda familiar en dicha localidad que acaban de vender.
Pero, claro, no todo va a ser empaquetar cajas, que siendo los susodichos miembros de la Ertzaintza y estando prácticamente aislados por un temporal de nieve que azota el norte peninsular, lo mínimo es investigar el asesinato de José, tío de Iñaki, cometido a principios de los noventa, y que se cerró en su día sin dar con la identidad del responsable.
Y así comienza un paseo por el presente y el pasado de un pueblo que podría ser paradigma de la denominada España vacía, esa a la que de vez en cuando acuden nuevos pobladores buscando paz y respiro espiritual aunque sea para montar una comuna budista con lo que eso, para los escasos habitantes originales, supone de ruptura con lo de toda la vida. Y seremos testigos de antiguos amoríos mal cicatrizados, de las cacicadas del alcalde vitalicio, de la locuacidad de la inevitable “vieja del visillo”, de las disputas por las lindes dudosamente trazadas… Vaya, los ingredientes perfectos para construir una estupenda historia enmarcada en lo que ahora se llama rural noir.
Y los cambios que nos ofrece Laura Balagué no se limitan a la nueva editorial y nuevo escenario: como debe suceder en una buena serie, los personajes evolucionan con el tiempo y aprovecha la autora esta nueva novela para presentarnos a un Fuentes más humano e incluso entrañable -le sienta bien al hombre el aire frío y la lejanía de su comisaría habitual- o dar salida a esa TSNR planteada desde el principio de la saga entre los más jóvenes del equipo.
En resumen, una novela tan fresca y bien construida como las anteriores de esta serie que se consolida, al menos para mí, como una de aquellas de las que espero continuidad en el tiempo, porque las doscientas páginas me saben a poco y quiero más, mucho más.
Una investigación laicaLaura Balagué Cosecha Negra Ediciones