Ricardo Bosque

Txemi Parra es monologuista, actor, guionista en series como 7 vidas, Aída, Los Serrano, Águila Roja, El internado… y autor de dos disparatadas novelas hasta la fecha, Los muertos no comen yogures y Funeraria en Brooklyn busca muerto, anteriores a la que traemos hoy a estas páginas de Calibre .38 y con la que el escritor da un giro de 180 grados, abandonando el humor de las anteriores para ponerse “serio”, sin que tal vez sirva de precedente. O sí, quién sabe, porque todo apunta a que la novela tendrá continuidad en el futuro.

El eco de las sombras es un thriller coral con leves pinceladas oníricas en el que Parra nos presenta al cabo Simón Ventura, del Centro de Adiestramiento Especial de Montaña de Candanchú, y que ambienta en ese territorio noir del Pirineo Aragonés del que hablábamos en esta otra reseña con un punto de partida espectacular: una mujer, Olivia, toma el telesilla de la estación de esquí de Astún que la conduce hasta el Ibón de Truchas y, a pesar de los consejos que recibe de la encargada del remonte debido a la poca ropa de abrigo que lleva y el mal tiempo que se avecina -estamos a finales de agosto pero el Pirineo, a 2300 metros de altitud, es lo que tiene-, decide adentrarse en la montaña para ya no regresar.

Todo apunta a un accidente o extravío de la mujer, y a esa zona fronteriza entre Aragón y Francia, la llamada Ruta de los Lagos, se dirige el cabo Ventura, pero no hay ni rastro de ella. De hecho, la pister a cargo del telesilla apunta la posibilidad de que la mujer, en lugar de regresar a la base de la estación utilizando de nuevo el remonte, lo hiciera descendiendo por su propio pie, un recorrido que se puede realizar en poco más de media hora.

Sin embargo, no parece ser el caso y Ventura, casi en solitario a pesar de estar respaldado por la Guardia Civil de Jaca, deberá comenzar a escarbar en el pasado de esa mujer, entre sus últimos empleadores, sus escasas amistades y sus familiares -tan solo una hija, Katerina, interna en un colegio de Huesca- hasta llegar a su adolescencia como único modo de encontrar algún resquicio que permita resolver el caso.

El eco de las sombras es un magnífico thriller, sí, pero también es una novela que ahonda en las relaciones humanas, en las segundas oportunidades, en esos trenes que no se deberían dejar pasar tan a menudo. Y es una novela que habla de la soledad, tanto de la de varios de los personajes principales como de la que se disfruta en las montañas en ese interregno en el que desaparecen los últimos turistas veraniegos y todavía no han llegado quienes se desplazan a disfrutar de los deportes de invierno.

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