La nueva aventura literaria de Maluenda se aleja de lo ofrecido en las últimas tres entregas y, aunque los personajes o la trama sean completamente diferentes, el poso negro del escritor pervive y por momentos llega a conseguir dominar el ambiente de toda la narración.
Una fiesta en la que se produce un hecho luctuoso es el desencadenante de una serie de cambios profundos en los personajes de la novela. Cuatro son los protagonistas y narran en primera persona lo que ocurre a su alrededor, siendo el hilo conductor de la trama las diferentes voces y, por supuesto, los dispares caracteres de esos personajes, teniendo como colofón una sorpresa tras otra pues el escritor se muestra juguetón.
La novela no brilla por su argumento, es muy lineal, pero sí lo hace, y mucho, por la recreación de los protagonistas y muy especialmente por su evolución, siendo esta especialmente notoria en el caso de las féminas, Susana y Marta. Maluenda ha partido de un estereotipo y se lo ha saltado siguiendo una evolución que parece lógica, razonable y al mismo tiempo todo lo contrario, pues de donde comienzan a como acaban hay un trayecto largo, muy largo.
Los protagonistas masculinos, Raúl y Salvio, tienen un arranque más poderoso pero luego, poco a poco, van teniendo una dimensión mucho más plana que sus opuestas femeninas aunque, claro, el nivel de ellas es tremendo, pues un personaje, en especial Marta, merecería de por sí una novela para ella sola.
La pluma de Maluenda es sutil cuando quiere, arisca y arriesgada siempre y, sobre todo, precisa, y lo demuestra consiguiendo que el interés por la novela sea creciente y no permitiendo que en ningún momento desaparezca esa punción que nos hace proseguir sin cesar tras la narración.
También, y es muy destacable, hay toques de humor muy bien administrados, cosa que ya hacía el escritor catalán en otras obras, salvo que en esta novela los aprecio mucho más originales o, al menos, así me lo ha parecido a mí.
Si aderezamos todos esos ingredientes con ciertos toques de erotismo, muy bien trabados, y con un ambiente mucho más popular, ya tenemos un plato que se puede servir de desayuno, comida y cena, sin que desmerezca en cualquier lance.
A Maluenda ya lo conocía, no es la primera novela que reseño de él, y soy muy consciente de lo que es capaz. Para quienes no tengan mi misma suerte solo puedo recomendarles alguna de sus novelas, sin duda es uno de los escritores de novela negra más en forma y más frescos de nuestro territorio y con una visión muy acerada de la literatura y por lo tanto de la realidad. Sirva como ejemplo y como despedida:
-Un detective privado es un tipo que hace gala de un gran orgullo y, especialmente, de una firme voluntad para arrinconarlo siempre que haga falta, lo cual, me duele confesarlo, sucede muy a menudo. Te pongo un ejemplo: si un cliente me dice “silba”, yo simplemente pregunto: ¿Bach o Julio Iglesias? Y claro, alguien así da para mucho en una novela o en una película. Y tú ¿qué haces, aparte de frecuentar puticlubs?
La fiestaLuis Gutiérrez Maluenda
Alrevés