«Kinsey y yo», de Sue Grafton, por Noemí Pastor

kinsey-y-yo-9788483838013Noemí Pastor

Así, como el título dice, se estructura este volumen: con un dúo (Kinsey – yo) y una bisagra (y). Vamos allá.

Kinsey

En la primera parte reina la gran Kinsey Millhone, detective privada de Santa Teresa, California, quien narra sus peripecias en primera persona y en nueve relatos deliciosos, llenos de humor, de guiños a los clásicos (del tipo “una misteriosa mujer irrumpió en mi despacho”) y de veladas referencias a casos reales de los que salen en Crímenes imperfectos.

Millhone es a la vez heroína y antiheroína, porque no acaba de tomarse su trabajo del todo en serio y se regodea al mostrarnos una parodia de sí misma que me hace pensar en los relatos de Roald Dahl y sus versiones filmadas para Alfred Hitchcock presenta.

Me hace especial gracia, me provoca una sonrisa cómplice y malvada, cuando se pone cruel con las familias, porque dice cosas no bien aceptadas socialmente, como que las criaturas de los demás a menudo nos parecen malcriadas e insoportables y que algunas madres son letalmente dañinas: “El amor materno es como un veneno que no deja rastro.” ¡Toma ya!

Y

Madres, hijas, hermanas, vecinas, amigas… La sororidad se expande por todo el volumen y en Y continúa con la aparición de Kit Blue. Pero antes Grafton nos deleita con un “Intermedio” que es un jugoso ensayo sobre literatura policial, géneros, subgéneros, autoras, autores, detectives…

Volviendo, sin embargo, a lo narrativo, si Millhone es el alter ego de Grafton, en la Y nos presenta a Kit Blue, su versión más joven, y nos anuncia el tercer y último apartado.

Yo

En Yo, como digo, la narradora es Kit Blue, una joven que hace frente como puede a una madre alcohólica, depresiva y suicida y que con el tiempo se perdona a sí misma el haberse sentido tan aliviada cuando podía dejar de ocuparse de ella. A medida que bucea en su sufrimiento, va derribando, uno por uno, los supuestos pilares de la felicidad: la familia, las navidades, la maternidad, el amor…

En esto último acaban coincidiendo Kinsey y su otro “yo”, aunque el tono es distinto. Si en Kinsey arremete con sarcasmo, en Yo se acaban las bromas e irrumpen la frustración, la soledad y el fracaso, que para Grafton son “las peores enfermedades de la humanidad”.

Pero todo esto ha atravesado felizmente el tamiz de la literatura, que siempre sublima algo, porque, como la propia Grafton dice, “ojalá pudiéramos revisar la vida con la misma destreza con la que revisamos la prosa”. Amén.

 

Kinsey y yo
Sue Grafton
Trad.: Victoria Ordóñez Diví
Tusquets
 

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