«Juegos de cloaca», de Jon Arretxe, por Sergio Torrijos Martínez

cloacaSergio Torrijos Martínez

Nueva novela de Touré y lo que sospechábamos se cumple. Es decir, que Touré ha venido para quedarse, para formar parte de nuestro universo literario más cercano y para entretenernos continuamente.

La acción de esta novela se mueve geográficamente, de Bilbao a Malí, más concretamente a Bamako. Pasamos de Europa al corazón de África con todos los cambios que eso conlleva y que no sólo son geográficos.

La idea de Arretxe no es sólo ponerse en la piel de un inmigrante ilegal africano más, ni mucho menos, lo que subyace por debajo es mostrar el mundo de donde provienen gentes como el propio Touré. En especial destaca la hospitalidad africana y su sentido de la vida. Lo que nos muestra Arretxe desde la perspectiva de Touré es un mundo pobre, abigarrado pero vitalista y humanitario.

En la anterior novela vimos a Touré hundirse en una sima muy profunda. De aquella bajada a los infiernos más íntimos tenemos la continuación en esta obra, siendo los hechos que pasan en esta novela producto de la anterior.

La línea argumental continua así llegando a parecer esta novela parte vinculante con la anterior, Sombras de la nada.

Lo que se nos muestra de Bamako es lo más sustancioso de la obra. Touré se ha recuperado anímicamente, ve la vida con el optimismo propio de quién no tiene nada y parece que el universo conspira a su favor. De alguna forma los astros o los kauris, en su caso, parece que ruedan de nuevo de otra forma y como todo en la vida una gran alegría lleva también alguna pena, en este caso desgracia.

Arretxe nos representa algo de verdad que no todo es bueno ni malo sino que simplemente pasan cosas buenas y malas, al mismo tiempo o casi de continuo.

La experiencia de Bamako sólo puede ser narrada por alguien que lo conozca de primera mano, eso está claro, no es una ciudad occidental y tampoco lo pretende. Se agradece la claridad y saber hacer del autor al mostrarnos ese mundo africano tan bien descrito.

Lo siento, me he adelantado y no he contado nada del argumento, ahora vamos. Touré, por causas más o menos claras, es deportado a Malí y allí contacta con amigos de amigos que le echan una mano para sobrevivir. Pero el pasado, siempre puñetero, le persigue. Las cuentas pendientes que dejó en Europa se empeñan en ser saldadas en Bamako y Touré tendrá que lidiar con ellas.

Hasta ahí puedo contar.

Las mañas literarias de Arretxe siguen en plena forma. El ritmo de la narración es trepidante, lo que hace una lectura amena y entretenida. Por el fondo siempre subyace una trama negra, muy negra y no es por el color de piel de los protagonistas. De alguna forma siempre hay algo negro en el horizonte temporal de Touré que, sorprendentemente, no llega a hacerle cambiar. Siempre es optimista y vital. Pese a que la vida no ha sido fácil para él, y tampoco lo va a ser, ve el futuro con optimismo, seguramente porque sigue vivo y eso es algo muy importante en África y en el mundo.

Juegos de cloaca
Jon Arretxe
Erein

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