Esta es la segunda entrega de un personaje que nos cautivó, Coburn. Para mí, un personaje que ya me acompañará de por vida, no porque sea tan deslumbrante como Marlowe o Rebus o Bosch sino porque tiene ese poderío propio para ello y lo consigue con una historia bien contada, bien narrada y entretenida hasta decir basta.
Decía en la reseña de la primera novela que bordeaba el tipismo. Ahora, con más información, puedo asegurar que Coburn 2 se nutre de ese tipismo. Toma lo mejor del género, sin remilgos, y lo emplea para una ficción redonda. Nada hay que sorprenda entre las páginas del libro salvo el estilo del autor, todo es sabido, hemos leído sobre ello pero aún así funciona y de qué manera. Por algún secreto motivo el autor es capaz de conjugar esas historias ya contadas y crear una ficción nueva y hacerlo de la mejor manera.
Coburn, un asesino a sueldo perseguido por sus antiguos empleadores, huye hacia el sur, sabedor de que la venganza tiene la mano larga y él pocas oportunidades de escaparse de ella, no por algo le persigue la mafia de Nueva York. Buscando entre los restos de su pasado piensa que un viejo amigo, camarada de armas de la guerra de Corea, puede echarle una mano y a su encuentro, en el sur, se dirige. Un sur plagado de violencia, desierto, droga, trabajadores explotados, negocios turbios, vamos un lugar ideal para un hombre que ha hecho del uso de la violencia un modo de vida.
Su amigo, Quint, más que prestarle ayuda termina por contratarle para que le ayude a él, y lo que sería una simple fuga se convierte en una etapa más de un pasado violento, en esta ocasión bastante bestia. Tan bestia como la realidad que da sombra al delito.
Así el querido Coburn se le puede aplicar aquella máxima “Si naciste martillo…”.
El escenario que dibuja García Naranjo no puede ser más sugerente, pueblos en mitad de una árida llanura, polvo, sudor, ruina, industrias contaminantes, miedo, alcohol y brutalidad, lo típico para un lugar fronterizo.
Contado así, parece que las influencias del autor son claras, van desde la novela negra más clásica al western más cabal, pero ocurre como otras obras, que por mucho que veamos que se dibuja un escenario común atrae y divierte.
La novela está bien escrita y se lee con un gusto creciente. La prosa del autor, muy ajustada a lo que pretende, no se anda con rodeos, no desperdicia balas en una refriega que no tenga un resultado claro, acude al punto que precisa de la forma más concisa y precisa posible, lo cual es muy de agradecer.
Toda la estructura de la novela está montada para el disfrute del lector ofreciendo una lectura rápida e intensa.
Sólo queda recomendarla y animar al autor, si es que lee esto, a que nos ofrezca un Coburn 3, 4, 18 o 20, que yo por mi parte, si seguimos así, me los leeré todos. A los posibles lectores indicarles que este es uno de esos libros que gustará, sea quién sea quién acometa la lectura.
La misericordia del verdugo. Coburn 2Pablo García Naranjo
Cuadernos del Laberinto
Puedes seguirnos en Google+, Twitter y Facebook