Novela: «Los asesinos de la luna», de David Grann

Sergio Torrijos Martínez

Por lo pronto y para comenzar por derecho debo asegurar que no soy muy seguidor de los crímenes reales, los “true crime”, que a la anglosajona forma queda mucho más elegante. Me producen dentera, me quedé con A sangre fría y ya no tuve estómago para más. Reconozco que hay mucho que contar sobre ciertos crímenes y que haya mucha gente interesada en ellos, pero nunca, hasta la fecha, he tenido esa pulsión que nos muestra la realidad tal y como es. Siempre me ha parecido que era más periodismo que literatura, incluido a Capote, pero tengo que reconocer que después de leer esta obra, no soy capaz todavía de calificarla de novela, mi pensamiento está en proceso de cambio.

No porque exista una conexión de ficción sino por la manera y la forma con que el autor nos ha trasladado a una época y a un territorio tan alejado como los años 20 y las praderas de Oklahoma. También por haberme hecho sentir una sensación muy cercana a las películas del oeste, de cowboys, indios, vaqueros y bandidos desalmados y al mismo tiempo estar tan cercana en el tiempo a nuestros días.

Ese puede ser el gran acierto del autor, narrar los hechos en una época tan indefinida como que aparecen gente a caballo y automóviles, donde la pradera aparece salpicada de torres petrolíferas y los personajes que pululan tienen la mentalidad más cercana al siglo XIX que al que realmente habitan.

La obra trata sobre una ola de violencia que se abatió sobre una tribu indígena, los Osage, y que se relaciona, cómo no, por ser una comunidad extremadamente rica por las bolsas de petróleo que tenían en su reserva. También cohabitan en el relato las relaciones entre los implicados, tipos de frontera, policías corruptos y la creación de lo que más tarde sería el FBI del señor Hoover. Todo eso concentrado en torno a unos crímenes y narrados con maestría y gusto por el autor.

Un autor que no sólo se dedica a explicar los hechos sino que intenta, lo consigue se lo aseguro, explicarnos parte de la manera de pensar de los implicados, a algunos de los cuales pudo tener acceso e información directa. Ya para más disfrute acompaña la edición con algunas fotografías de los implicados o de escenarios, lo cual tiene la facultad de trasladarte a aquellos andurriales y así humanizar todo el relato.

No quiero revelar mucho ni sobre los crímenes, ni sobre la investigación y ni mucho menos sobre los resultados, eso se debe realizar por el lector, que terminará sorprendiéndose. Les puedo asegurar que es una lectura muy grata, sumamente entretenida y con una narración de los hechos perfectamente estructurada. Como lector, no habituado a estas obras, tengo que reconocer que la leí con gusto y con rapidez, es un relato muy fluido e interesante.

Desde aquí debo recomendar su lectura.

Los asesinos de la luna

David Grann
Trad.: Luis Murilo Fort
Penguin Random House

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