Creo que el principal problema que va a tener esta novela es nuestra falta de memoria. Como colectivo tendemos a discriminar los recuerdos, a fraccionarlos y sobre todo a eliminar lo que nos molesta. Así, una novela de rabiosa actualidad en 2016 tiene ahora un complicado paso por nuestras vidas.
¿Quién recuerda ahora lo ocurrido en 2016?
¿Quién tiene memoria para hablar de lo que Europa, más en concreto Francia y Reino Unido, hicieron a los inmigrantes ilegales que pretendían llegar a ellos?
¿Quién, en definitiva, recuerda el campamento de Calais, llamado “la vergüenza de Europa”?
La respuesta es tan dura como la novela, poca gente. Muchos, me incluyo, lo vivimos desde lejos, con cierto desconocimiento sobre lo ocurrido, pero los libros de historia deberían tener un pequeño lugar para semejantes actos. Hago un rápido resumen, por si alguno se encontró tan despistado como un servidor.
Corría el año 2015 y hubo, por muy diferentes causas, una avalancha de refugiados que atravesaban las fronteras de Europa huyendo de la muerte y de la guerra. Una buena parte llegó a Calais, a un paso de su destino, Reino Unido, que por alguna razón pasó a ser un paraíso entre los migrantes. Allí quedaron varados, sin poder entrar en la gélida Albión y tampoco quedarse en Europa. Se instalaron en tierra de nadie, salvo que estaban en el corazón de este continente. Como todo lugar donde se hacinan personas se impusieron unas reglas muy básicas, que todos podemos imaginar, se pasaba de la regla del más fuerte a la del más violento, con la contemplación de las fuerzas del orden del país donde se hallaba, en este caso Francia, que no intervenían, pues de alguna forma los que vivían en ese campamento tenían un status jurídico novedoso, no eran ni de aquí ni de allí, más o menos como si hubieran llegado de otro planeta.
La novela, entramos ahora en acción, trata sobre eso, un migrante que busca a su familia que supone ha hecho el mismo trayecto huyendo de la guerra de Siria. Lo que encuentra tiene complicada explicación, más aún por ser demasiado puñetero para ser escrito. Puedo asegurar que como novela es de lo más bestia que he leído y no hay especial profusión de sangre o vísceras, simplemente con narrar las cosas que hace el ser humano en circunstancias adversas basta y sobra.
La novela tiene un complicado encaje en cuanto a la trama, no así en cómo lo narra el autor, que con mucho mérito consigue trasladarnos a semejante averno. Así, lo que sería una novela poco a poco va siendo una obra de denuncia y la ficción se resiente. Los personajes son un tanto planos y, en algún momento, algo estereotipados, pero la denuncia es de tal magnitud que puede con la ficción y con los personajes que intentan encarnarla.
No es una novela al uso, difiere porque lo que narra se apodera de cualquier trama como si fuera un agujero negro.
Creo que deberían leerla, no por su calidad literaria sino porque sientan ese nudo en el estómago que algunos hechos te provocan. Mi recomendación más encendida.
Entre dos mundos
Olivier NorekTrad.: Inés Belaustegui Grijalbo
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