Televisión: «Bosch»

Noemí Pastor

Rebusco en mi memoria y no encuentro nada parecido, así que me atrevo a escribir que Bosch es mi primera serie de televisión basada en una serie de novelas: las de Michael Connelly protagonizadas por el detective Harry Bosch.Debo confesar que literariamente la de Harry Bosch no es de mis series favoritas y que a las novelas no les he hecho demasiado caso, pero a la teleserie le eché un ojo y me convenció. Así que este artículo no va a ser una sesuda comparativa entre el texto fílmico y el literario (por cierto, Connelly está implicado en ambos), porque me voy a centrar en la serie y porque, además, ¿cuándo he escrito yo algo sesudo?

Bueno, de entrada no me convenció nada el actor principal, el que da título a la serie y encarna a Bosch. Es Titus Welliver, un ilustre segundón de cine y tele, al que yo solo conocía por haberlo visto en la primera temporada de The Good Wife encarnando a Glenn Childs, un cabronazo con pintas que lidiaba electoralmente con Peter Florrick por el cargo de fiscal general del condado de Cook y no dudaba en recurrir al juego sucio ni al muy sucio. Welliver hacía, pues, de malvado peligroso y lo hacía bien.

A veces me pasa que en principio un actor o actriz no me encaja en determinado papel, pero, a fuerza de verlo, acaba por convencerme. Pues bien: en este caso no me ha pasado. Welliver sigue sin gustarme; lo veo monorregistro y nada versátil. Pero debo de ser la única, ya que su interpretación en Bosch recibe elogios por doquier. Quizás porque el papel de Hieronymus “Harry” Bosch exija precisamente eso: un ejercicio contenido que no entusiasme a nadie, dado que el propio personaje no es precisamente de los que se hacen querer, pues Bosch es un tipo de poca conversación, obsesionado con su trabajo, madero veinticinco horas al día, que apenas se permite un rato de distensión en su magnífica casa escuchando jazz y revisando viejos expedientes policiales.

Ya que no para Welliver, mis elogios sí van a ser, en cambio, para el resto de intérpretes. Está magnífico y elegantísimo Jamie Hector, sublime Amy Aquino, deliciosa Mimi Rogers y despatarrante el duo cómico de polis de homicidios formado por Troy Evans y Gregory Scott Cummins.

Bosch se ha rodado un poco en Las Vegas y un mucho en Los Ángeles. En el Los Ángeles de verdad, no en el de cartón piedra de Hollywood. La serie le saca todo el partido a esa fascinante ciudad (o anticiudad, como queráis) y hace que luzca radiante con todos sus contrastes, su gloria y su miseria.

A ratos Bosch nos muestra un LA sucio y sórdido, pero a ratos también se descuida y ofrece otro rostro más luminoso, apetecible, variado y habitable; incluso se detiene en los reclamos turísticos y los hitos arquitectónicos de la ciudad: el Grand Central Market, el Bradbury Building, la sala de conciertos Walt Disney, el Angels Flight y esos miles de puestos callejeros, bares y restaurantes mexicanos con mayor o menor índice de salubridad.

El hecho de que la serie se haya rodado en las auténticas calles de Los Ángeles y en la mismísima comisaría de Hollywood Station, incluidos interiores, con agentes de policía de verdad como extras y esa luz blanca de fluorescente de techo tan desabrida ella, aporta al resultado un toque de crudeza y de realidad que nunca se conseguiría en un estudio.

Me gusta de Bosch que está pensada como una serie de largo aliento, con escenas largas y, en ocasiones, deliberadamente lentas, repetitivas entradas y salidas de vehículos y teléfonos que no paran de sonar o vibrar; diálogos abundantísimos, prolongadas conversaciones, a menudo áridas, pero nunca gratuitas, nunca de relleno.

Las tramas policiales, más que enredarse unas con otras, yo diría que se empujan, se arrastran y estiran las unas de las otras con buen ritmo, como si de una madeja enmarañada sobresalieran varios cabos, tiraras de ellos y salieran hilos de diferentes colores sin parar. El color predominante es, por supuesto, el negro, pero en tantas y tantas horas de film (seis temporadas de diez episodios cada una) hay también ratitos de color rosa afectivo, amarillo cómico, verde refrescante y rojo exótico.

Tenemos de momento, como digo, seis temporadas de Bosch. En febrero de 2020 se decidió que habría una séptima y última, pero el mundo ha cambiado mucho desde entonces y a saber qué pasará.

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2 comentarios en “Televisión: «Bosch»

  1. No eres la única Noemí: yo tampoco puedo con la interpretación de Harry. No digo que sea ni buen ni mal actor pero no me transmite nada e incluso a veces he de rw para volver a seguir el hilo ya que sus registros planos en las breves (menos mal!) conversaciones hacen que desconecte sin querer.
    Yo si soy fan de las novelas: la primera consiguió atraparme y angustiarme de tal modo que me supe vencido por la causa. Y es admirable la evolución del personaje, algo que por desgracia no transmite la serie.
    Creo que ambas, novelas y serie, tienen públicos distintos. Dudo que a alguien les pueda entusiasmar la dos, tal vez gustar pero no más.
    Y estoy de acuerdo también en lo que dices sobre el funcionamiento de las tramas, es en lo que si se nota la mano del autor ya que entrelaza mínimo tres novelas en cada temporada y esto no lo podría hacer alguien que no conociera la obra desde dentro.
    Felicidades por tu análisis. Y en cuanto tengas un momento dale una oportunidad a la lectura pero, eso sí, secuencial. Para hacerte con el personaje lentamente.
    Saludos!

    • Buenas tardes:

      Soy seguidor de Connelly, creo que he leído casi todo, lo he reseñado y me he visto las 5 temporadas de la serie, estoy en la última. Quiero deciros que al principio el protagonista, de la serie, me parecía como a vosotros, un tipo plano, más estirado que un perchero y que transmitía poco. Aún así me pareció que la serie tenía su gracia porque combinaba muy bien varias tramas de las novelas. Creo que fue en la segunda temporada mezclé lectura y serie y comprendí, al menos es lo que creo, que el personaje de la serie clavaba ciertas maneras del Bosch de las novelas.
      Me explico.
      Ya he dicho (el personaje de sus novelas) que no me iría a tomar una copa con alguien como Harry Bosch, es demasiado estirado, demasiado estricto, es alguien con quién estas de acuerdo o en la total discrepancia, vamos me parece un tonto a las tres. Un tipo autoritario y de única visión y con una relación penosa con su entorno, ni siquiera menciono a sus compañeros de trabajo. Podría seguir pero creo que con eso basta. Ahora bien, ¿es así como se representa en la serie? Si la respuesta es afirmativa es a lo que me refería. Un actor que lo hace muy bien.
      Quiero decir también, ya no me extiendo más, que la serie mezcla varias novelas, incluso alguna trama se saca de parte de una novela, porque cada novela suele tener dos tramas. Y ahí la serie refleja muy bien el universo del autor, creo que lo clava, hablando en cristiano.

      Saludos a todos.

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