Televisión: «La sangre helada»

sangre heladaTeresa Suárez

«Siglo XIX. Patrick Sumner es un ex cirujano del ejército caído en desgracia que se inscribe como médico del barco en una expedición ballenera al Ártico. A bordo se encuentra con Henry Drax, el arponero, un brutal asesino cuya amoralidad ha sido moldeada para adaptarse a la dureza de su mundo. Tenía la esperanza de escapar de los horrores de su pasado, pero Sumner se encuentra con un viaje desafortunado y un psicópata asesino. En busca de la redención, su historia se convierte en una dura lucha por la supervivencia en el Ártico inclemente».

Esta serie se basa en The North Water de Ian McGuire, novela de la que Martin Amis, novelista y periodista británico, dice que es «absolutamente convincente, brillante, viva, e insidiosamente ingeniosa».

Dado que transcurre a bordo del Volunteer, un barco ballenero que navega cada vez más al Norte, podríamos decir que La sangre helada es una ficción criminal on the sea que, como todas las historias que transcurren a lo largo de un viaje, de final incierto, enfrenta a sus personajes a continuos retos físicos y en este caso, además, a serios dilemas morales, muy bien planteados, que hacen de ella una mezcla entre relato de aventuras marinas y thriller.

Comandados por el veterano capitán Brownlee, que esconde aviesas intenciones, el ladino Cavendish, su segundo, que está al tanto de las mismas, el desafortunado grumete, y destacando entre todos ellos, el señor Sumner (Jack O’Connell), un jodido médico irlandés adicto al láudano, y el despiadado Henry Drax (¡excelente Colin Farrell!), un cabrón asesino adicto a la sangre, la tripulación del Volunteer no tiene parangón. Una tripulación que, llegado el momento, se muestra capaz de rebajar el célebre motín en la Bounty (recogido en la película Rebelion a bordo, dirigida por Lewis Milestone y protagonizada por Marlon Brando) a un simple escarceo.

Desde el principio sabemos que Henry Drax es un violento homicida. Arrogante, sin remordimientos, sin capacidad de empatía. Vamos un psicópata de manual. Pero, como suele ocurrir, no es el único criminal de la historia. Siempre hay detrás un rico sin escrúpulos que, desde su confortable despacho, maneja los hilos para aumentar su riqueza, sin importarle cuántas vidas haya que sacrificar para lograrlo.

Camaradería, fanfarronadas múltiples, resistencia física, naturaleza hostil, desafíos que superar, mundos por descubrir y una feroz lucha por la supervivencia. Vamos una novela de hombres y para hombres en toda regla.

La rivalidad entre el señor Sumner y Henry Drax representa la pugna entre la inmoralidad frente a la ética, el instinto frente a la razón.

La sangre helada, además de la fantástica serie El terror, me ha recordado a la fascinante historia del Endurance, barco que, en 1914, zarpó para explorar la Antártida a las órdenes de Ernest Henry Shackleton, y cuya historia recogió Caroline Alexander en el excelente libro titulado Atrapados en el hielo, cuya lectura les recomiendo.

La sangre helada es un thriller complejo y diferente, donde cada límite que los personajes se ven obligados a traspasar va precedido de sangre. La de focas y ballenas primero. Humana después. Mucha sangre. Sangre helada.

¿Una de balleneros y psicópatas?

La sangre helada, miniserie inglesa de cinco episodios, es la prueba de que Herman Melville, primero, y una servidora después, fuimos unos visionarios.

En mi análisis de Moby Dick, desde el punto de vista de la criminología, concluí que la novela no trataba de una monstruosa ballena asesina, sino que, quien la perseguía, es decir el Capitán Ahab, era el auténtico psicópata de la historia.

Cuando reseñé Moby Dick para Calibre 38, pensé que el jefe me echaría de una, pero no fue así.

La verdad es que debo reconocer que suele tener la mente abierta y no protesta demasiado ante mis ocurrencias… sobre todo si tengo suerte y le pillo después de unas cuantas cañas, je, je.

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4 comentarios en “Televisión: «La sangre helada»

  1. Querida Teresa: no, no. Ahab NO es un psicópata. Tiene dentro de sí una profundidad emocional, un pathós trágico, aunque sea destructivo, al que el psicópata no puede llegar. Obsesionado, herido, burlado… resume su vida en el desquite. Esa hondura existencial le es ajena al psicópata. Saludos!

    Enviado desde mi iPhone

    • Querido Vicente: aunque no sea muy correcto hacerlo, en este reseña la palabra «psicópata» está empleada en el sentido coloquial del término y no en el científico.

      En el artículo sobre Moby Dick, se habla de tipos de asesinos y deseos de venganza, pero la palabra en cuestión creo que no aparece.

      En cualquier caso, si mi análisis sobre la novela de Melville es erróneo, que te corrija alguien llamado Vicente Garrido es un honor.

      Saludos también para usted.

  2. Como siempre gracias Teresa por descubrirme una nueva singladura que me ha atrapado . Estuve mucho tiempo en el museo de Greenwich soñando la aventura de Shakelton y el Endurance, y el Terror y el Erebus los soñé en novela y en serie…y hasta en el Hope me he embarcado en sueños. En cuanto a Ahab siempre he pensado cuanto me hubiera gustado leer alguno de los capitulos de Moby Dick narrados en primera persona por el capitán y no en la primera ( ¿ central ? ¿periférica? ) de Ishmael ( sin contar los capitulos narrados en tercera ) . No se si hubiéramos descubierto otro Ahab. En el origen de la novela policial muchos escritores situaban como personaje principal un monomaniaco ( Poe, Doyle, Wilkie Collins..) Personajes fascinántes.Y Ahab lo es. Gracias Teresa.Y gracias Vicente por tu clase gratuita. Un placer. Dos. Juan Mari Barasorda

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