Novela: «Las horas oscuras», de Michael Connelly

horas oscurasÁngel Luis Pastor

El ex presidente Rajoy hizo famosa aquella frase (creo que de Churchill) de que “no hay mejor dieta para un político que comerse sus propias palabras”. Igual deberíamos aplicárnoslo también algunos de los que reseñamos en esta web: “… parece que el autor empieza a tener serias dificultades con el casting de protagonistas, entre un Harry absolutamente pasado de edad y poco creíble para alguna de sus arriesgadas misiones y una Renée Ballard que no termina de cuajar.” Porque el maldito Connelly siempre termina dando en la diana y sacudiéndole a uno un “zas en toda la boca”.

Para los que hayan leído los títulos anteriores de “la nueva”, será verdaderamente sorprendente comprobar el giro con que Connelly ha conseguido, tras esos primeros pasos titubeantes, convertir a un personaje (que, aunque lanzado con buen pie quedó ensombrecido por la enorme figura de Bosch) en otro con madera de auténtica protagonista, que crece en este relato como la espuma, llenándose de matices y de sólida personalidad. Una protagonista que, esta vez sí, parece capaz de sustituir al mítico Harry Bosch como líder indiscutible de sus próximos títulos. Desde luego, en Las horas oscuras lo ha conseguido plenamente, dejando al viejo Harry, como un sabio mentor, en un discreto segundo plano. Una reliquia gloriosa, pero “jubileta” al fin, (con 74 añitos ya tocaba, la verdad) que ayudará a Renée, a menudo desde su casa, de la que sale poco por la pandemia.

Ballard sigue en el turno de noche (“nació”, precisamente, con Sesión Nocturna, en 2019), tratando de quedarse con los casos que debería entregar a los detectives de la mañana o a los departamentos específicos encargados de investigarlos. Y empieza la historia en pleno “bajón”, al borde mismo del abandono, en un ambiente muy negativo, entre la desidia instaurada por la falta de inversiones en el Departamento, por el Covid-19 (Connelly, siempre fiel retratista de la actualidad, muestra la omnipresente mascarilla en sus páginas) y por la creciente corriente de crítica a la Policía en la sociedad y en los medios. Este asunto, que ha provocado incluso un controvertido movimiento denominado Blue Lives Matter, queda bien reflejado en las palabras de la propia Renée: “Nos odiáis. Odiáis a los polis hasta que cae la mierda y entonces nos necesitáis”. Y, para rematar, el asalto al Capitolio el día de Reyes de 2021… Como ambientación histórica, no está nada mal, ¿eh?

Pero entremos en materia. La novela se mueve, como es habitual en el autor, entre dos casos que se desarrollan paralelamente. Renée está asignada a un caso de violaciones cometidas por una pareja de agresores, ‘Los Hombres de Medianoche’, cuando, durante una guardia en la Nochevieja de 2020 (por la pintoresca costumbre de la población angelina de celebrar el cambio de año con tiros al aire), se produce la muerte de un antiguo pandillero rehabilitado que, finalmente resulta no ser un accidente, como parecía, sino un asesinato producido por un disparo a bocajarro. Este disparo, procedente de un arma registrada en otro asesinato -sin resolver- en el que había trabajado Bosch, es el pretexto que permite a Connelly meter a Harry en una historia que sacará a la luz una trama de préstamos ilegales y extorsión.

Aunque las tramas de ambos casos se van intercalando en el libro, la del caso relacionado con el expediente sin resolver ocupa más bien el grueso de la parte central de la novela, produciéndose el desenlace de ambos casos casi simultáneamente en el tramo final de la misma. Y es curioso comprobar que Ballard, que había empezado la historia a punto de tirar la toalla, llegue a este desenlace aunque escéptica, sorprendentemente esperanzada; decidida (en parte, por influjo de Harry), a cambiar las cosas desde dentro.

Respecto a su lectura, nada que añadir a lo que tantas veces hemos dicho. Al menos en mi humilde opinión, Michael Connelly ha sido, es y tiene pinta de seguir siendo el rey del género. Un autor que ya ha sobrepasado los ochenta millones de libros vendidos y que lleva treinta años llenando los escaparates de las librerías de todo el mundo, en casi cincuenta idiomas, no puede ser fruto de la suerte. Por el contrario, es su escritura ágil y absorbente, que engancha desde la primera página y sus contenidos que, al margen de lo ingenioso de las tramas, son un reflejo minucioso del mundo en que vivimos, sin escatimar la crítica política o social, pero en la justa dosis para no ensombrecer la historia y no convertir la ficción literaria en un mitin o una homilía, los que han hecho de nuestro autor lo que hoy es, un referente indiscutible para cualquier aspirante y un placer recurrente para sus lectores.

¿Qué más se puede pedir?

Las horas oscuras

Michael Connelly
AdN Alianza de Novelas

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