«Niebla en el puente de Tolbiac», de Leo Malet, por Sergio Torrijos Martínez

Sergio Torrijos Martínez

“Murmurando, pronunció dos palabras casi inaudibles, dos palabras que he oído con frecuencia en mi trabajo, dos palabras que forman el telón de fondo habitual de mis aventuras, dos palabras que adiviné más que escuché cuando las formaron sus labios, y que le hice repetir, no sé por qué.

–Ha muerto –dijo. “ Pag. 14.

Con ese párrafo ya habré atraído la atención de los amantes al género negro, porque quien sea amante de este tipo de letras ya sabemos de qué habla, de qué tratará y qué nos esperará. A los que sepan poco del autor, un tanto desconocido en nuestro país y que parece ahora que sale a la luz gracias a la editorial que ahora nos ocupa, les sorprenderá y más aún lo hará por el tono, por la calidad y por las referencias que toma el autor de esta novela.

Se habla de que Leo Malet es padre de la novela negra francesa, no puedo asegurar una cosa u otra, puedo afirmar que es autor de gran trazo, de lectura imprescindible, de sapiencia en sus quehaceres literarios puesto que con escaso esfuerzo nos traslada a un París mítico, tomado por la niebla y cargado de sabor. Malet, al contrario que otros, nos muestra una sociedad francesa diferente, el autor se interna más en los bajos fondos parisinos, no necesitando grandes narraciones para dar la sensación de que existe un mundo violento en el que se mueve el protagonista. Ese mundo que el autor nos muestra a través de pequeñas referencias y muy ayudadas por las notas de la traductora, nos retrata otra sociedad francesa, muy vital, muy poderosa y muy diferente a lo que esperábamos. En ello influye la época en que la novela fue escrita, mediados del siglo XX, que nos retrata un mundo muy diferente con claves que ahora mismo parecerían incomprensibles para lectores de menor edad, estamos hablando de guerra fría, de política muy diferente, cuando existían bloques, cuando las ideologías eran importantes y existían movimientos muy dispares, como los que se mezclan en esta novela. De lo dicho anteriormente sirva como ejemplo:

“Navegando a ojo, con una buena excusa lista para soltársela a los cofias si todavía rondaban por allí (pero no había ninguno), pedí ver al tal Forest. Era hombre joven con esa expresión de gravedad en la cara propia de los tipos que intentan asimilar el materialismo histórico.” Pag. 100.

Destacar el lenguaje empleado, cargado de sarcasmo, con algunos toques de humor, pero vivaz y por momentos fulgurante. Algo que bebe de la tradición más ancestral de la novela negra y ayudada por una traducción muy consistente y muy lograda, empleando en algunos casos algunos términos muy actuales pero que ayudan a la comprensión de la prosa.

Y hablando de tradiciones ancestrales también hay que referir que esta novela forma parte de ese tipo de tradiciones, bebe de las fuentes americanas, sin duda, pero las toma y las transforma a su placer, haciendo algo muy novedoso y diferente. Aunque ahora al leerlo veamos que nada hay de nuevo, salvo por el pequeño hecho de ver la fecha de creación de esta novela.

Dentro de la tradición recordaremos, siempre, tras leer la novela, a Nestor Burma, investigador privado, medio policía a juicio de algunos, con un pasado peculiar, con gusto por resolver enigmas, con gran acidez a cuestas, pateando calles húmedas y brumosas y acompañado siempre de una pipa en los labios. 

 
Niebla en el puente de Tolbiac
Leo Malet
Libros del Asteroide

2 comentarios en “«Niebla en el puente de Tolbiac», de Leo Malet, por Sergio Torrijos Martínez

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