Gore Vidal – Edgar Box (1925-2012)
Juan Mari Barasorda
Acababa de escribir una obra de referencia en la literatura americana: “La Ciudad y el pilar de sal”(1948), una novela que abordaba la homosexualidad y que fue un icono de la literatura LGTB, y su editor le propuso una incursión en las novelas criminales, creando un personaje que se pareciera a Mike Hammer, el detective de Spillane que acababa de triunfar con “Yo, el jurado”. Satírico, mordaz, divertido, inteligente… Gore Vidal decidió abordar este genero literario pero desde la transgresión. Decidió emular no a Mickey Spillane sino a Agatha Christie, a quien admiraba.
Escribió tres novelas con el seudónimo de Edgar Box, cada una de ellas terminada en ocho días a razón de 10.000 palabras al día. En la tercera de ellas, “Muerte improvisada” (1954), su editor insistió subtitulándola “Spillane en rosa”, pero es obvio que el mordaz GoreVidal/Edgar Box buscaba más un lado burlón en la novela de misterio, hasta el punto en que el critico Anthony Boucher las llegó a calificar de comedias.
El detective creado por Edgar Box fue Peter Cutler Sergeant II, relaciones públicas graduado en Harvard y tan mordaz y aficionado al sexo como el propio Vidal (en el caso de Sergeant con atractivas señoritas; relaciones homosexuales en el caso de Vidal, que reconocía abiertamente ser un “promiscuo” empedernido). Sergeant es como un actor que representa al provocador Vidal, criticando a la policía, ironizando sobre la clase política y riéndose en ocasiones de la alta sociedad neoyorquina.
La mordacidad, la ironía , la crítica social no era lo único que diferenciaba a las novelas de Gore Vidal de las de Agatha Christie. En la primera de la serie -“Muerte en la quinta posición”, 1952-. Vidal/Box retrata el mundo del ballet que el propio escritor conocía al haber recibido clases para recuperar la lesión de un pie y de paso mantener algún affaire con dos de las estrellas -masculinas- del ballet de la época, homosexualidad que también aparece en la novela entre las múltiples descripciones de los encuentros sexuales entre Sergeant y su compañera. Aunque su segunda novela -“Muerte en la noche”,1953- atenúa algo la presencia del sexo, arranca con un capitulo en el que Peter Sergeant y su acompañante deben hacer malabarismos para mantener relaciones sexuales en el vagón de un tren, allí donde Mrs. Christie únicamente hubiera hubiera incluido un envenenamiento. Realmente no podemos imaginarnos a Poirot -ni a Mike Hammer, de hecho- en semejante situación.
Gore Vidal no consideraba que sus novelas estuvieran a la altura de las de Hammett o Macdonald. Eran simplemente una manera de ganar dinero rápido para pagar su carísima mansión en Nueva York en unos años en que debía recobrar su reputación literaria tras el “escándalo” de “La ciudad y el pilar de sal”. Lo que merece la pena apreciar en las tres novelas de Box/Vidal es su profunda ironía, su humor ácido y la capacidad del autor para lograr una simbiosis entre Chandler y Agatha Christie. En este sentido, “Muerte Improvisada” es la mejor de la serie, la trama está mejor conseguida conforme a los cánones de la novela enigma -Vidal la considera como una novela en la línea “clásica” de Christie- pero se beneficia del satírico lenguaje de su narrador/detective/relaciones públicas, que no por ello deja de describirnos los inhabituales e incómodos lugares donde mantiene sus encuentros sexuales con su nueva pareja: “Sabes querida, hay cosas como las camas, pasadas de moda , pero muy adecuadas…”
Si la novela policial es divertimento no hay duda que en que estas tres novelas de Gore Vidal/Edgar Box lo hay. Posiblemente no es la trama policial el elemento más importante, pero es que para Vidal tampoco lo era en las novelas de su admirada Agatha Christie, novelas en las que, según él, disfrutaba especialmente de sus personajes aun reconociendo que era imposible imaginarlos en la sociedad americana. Vidal/Box encuentra una profunda vena satírica en los típicos misterios –whodunit– de las novelasconasesinatoenplácidacasadecampodelacampiñainglesa de Mrs. Christie, como “El asesinato de Rogerio Arckroyd” o “Muerte en la Vicaria”, pero utiliza la mansión cerrada como un teatro para ironizar y diseccionar a sus personajes y con ellos a la sociedad que representan. El Vidal humorista no deja de estar presente en Edgard Box, lo mismo que el Vidal que escribe el ensayo “Sexualmente hablando”. No es, por tanto, un seudónimo de alguien que escribe una obra irreconocible en su obra original. La misma ironía, la misma provocación y, en definitiva, el mismo talento. Aunque a la postre estamos hablando de un juego y como juego recomiendo su lectura.
Compré estas tres novelas de Edgard Box hace ya muchos años, y ahora que Gore Vidal ha fallecido -el pasado 31 de julio- las he vuelto a leer. Y, lo digo sin rubor, me parecen tan frescas, irónicas y mordaces como la primera vez. Tal vez un polemista como Gore Vidal esté ahora debatiendo con Chesterton en algún lugar, o tal vez el candor del padre Brown intente convencer al “vive y deja vivir” del irónico Peter Sergeant Cutler II de que la sociedad y los políticos no son tan malos como se retratan en las novelas de Edgar Box.
A mí me parecen peores.
Eugene Luther Gore Vidal nació en 3 de octubre de 1925 en West Point, New York (EE.UU.), y falleció en 31 de julio de 2012 en Los Angeles.
Creo que vamos a tener que quedarnos con tus impresiones porque encontrar estas novelas supongo que va a ser un esfuerzo baldío. Pero lo intentaré.
Gracias por tan curioso descubrimiento.
Error Jordi. Las puede encontrar en negraycriminal.com . Por lo menos aparentemente. Eran de Edhasa…pero es mas divertido ( y barato) encontrarlas en librerias de viejo. En EEUU fueron reeditadas en 2011 ( G. Vidal amenazo con escribir una cuarta) …o sea que puede pasar como con «El almirante flotante» que despues de reeditarse en UK y EEUU se ha reeditado en España.
Son «frescas» porque Mr. Vidal era asi…y hasta cierto punto siguen los «canones» clasico de Agatha Christie. Si las encuentro te las compro y te las mando. Un abrazo.
Pues muchas gracias por la aclaración y por el ofrecimiento; ganas de leerlas, desde luego las tengo.