Para variar, ensayo
Pues sí, esta vez no voy a reseñar una novela criminal, sino un ensayo sobre el crimen. Bueno, más que ensayo, debería escribir “ensayito”, pues son poco más de 160 páginas, bastante ligeras, que se leen en un pispás.
Pontalis era un filósofo y psicoanalista bastante conocido en Francia. Falleció en enero del año pasado en París, la misma ciudad en la que nació y el mismo día en que cumplía 89 años. Dos antes había publicado Un jour, le crime, que no fue, sin embargo, su último libro.
La fascinación por el crimen
A Pontalis le pasaba lo mismo que a mí y a muchas y muchos de los que frecuentáis esta revista: que estaba fascinado por el crimen y por la violencia en general. Por eso le dedicó este librito, en el que básicamente cuenta cómo se relacionó durante toda su vida, personal y profesionalmente, con la barbarie.
En su opinión, la violencia está en todas partes, es incontrolable, anónima, y sus orígenes hay que buscarlos en la propia esencia humana. Aunque nos gustaría que fuera de otra manera, que los hechos inhumanos no fueran obra de nuestros congéneres, sino de criaturas de otra especie, no podemos afirmar que los crímenes se deban siempre a dementes.
Declara también Pontalis su afición a la página de sucesos de los diarios, lectura fija de toda y todo buen amante del género negropolicial. Le interesa, aunque no lo exprese así, su lado literario, el hecho de que nos abran la puerta a la intimidad de vidas que ignoramos.
Pistas que hay que seguir
Una de las muchas cosas buenas del librito es que ofrece montones de pistas sobre jugosas lecturas , muy apetecibles, que tratan de crímenes ficticios y reales.
Por ejemplo, el relato corto de André Gide La secuestrada de Poitiers, sobre una madre que retuvo a su hija en una gruta durante cinco lustros. O El caso Redureau, también de Gide, acerca de un muchacho de quince años que mató a golpes a su patrón y a toda su familia. Ambos casos sucedieron en realidad.
También habla Pontalis, cómo no, de El adversario, de Emmanuel Carrère, varias obras de Dostoyevski, Cecil Walsh, Jean Laborde, Claude Chabrol, André Breton, Jean Genet…
No hace falta decir que he tomado nota de todo lo que todavía no he leído para llevármelo ante los ojos en cuanto pueda.
Un vacío clamoroso
Me ha sorprendido en extremo que en todo el libro no haya una sola mención a la violencia contra las mujeres como fenómeno global reconocido por la ONU en 1993. Y, sin embargo, en la portada de la edición de bolsillo, en un detalle de Le viol de Lucrèce, de Tiziano, un hombre ataca a una dama.
Habla Pontalis de “celos” y “pasión amorosa” y dedica todo un apasionante capítulo a mujeres asesinas, pero obvia por completo la existencia del patriarcado y la dominación de género. AL libro, pues, le falta algo; algo muy gordo y muy grave. Al menos yo lo he echado mucho de menos y lo tenía que decir.
Un jour, le crimeJean-Bertrand Pontalis
Gallimard