«El hijo único», de Anne Holt, por Ricardo Bosque

unico_hijoRicardo Bosque (@ricardo_bosque)

Quienes tienen el detalle de seguir con cierta frecuencia mis reseñas en esta revista o en mi propio blog, así como mis comentarios en diversas redes sociales, ya saben que no me caracterizo por una excesiva querencia hacia los autores nórdicos y criminales salvo contadas excepciones como la pareja Sjöwall/Whalöö, Leif GW Persson o Jens Lapidus. De la vertiente «autoras» ya mejor ni hablamos pues, en caso de incendio, tal vez solo salvaría a la mitad de la pareja Sjöwall/Wahlöö, a Karin Fossum y poco más.

¿Los motivos? Unas estructuras dibujadas con plantilla, todas ellas muy similares entre sí, personajes más bien planos y/o estereotipados, un uso innecesario de la violencia o ensañamiento por parte del criminal de turno (hay que ver la cantidad de sangre derramada inútilmente en los millones de páginas de literatura criminal llegada del norte a nuestras librerías), una calidad literaria que deja mucho que desear, una manifiesta falta de imaginación en las tramas…

Pero hete aquí que me llega la última novela editada en España de una autora de la que había oído hablar pero no había leído nada y hay tres factores que me animan a darle una oportunidad saltándome a la torera todos mis prejuicios: la edición original data de 1995, es decir, mucho después de que las suecas llegarán en tropel a Benidorm pero antes de que invadieran cual plaga bíblica los catálogos de las editoriales españolas; que edita Roja & Negra, para mí, garantía (casi siempre) de calidad; y que la novela no llega ni de lejos a las 300 páginas, una redacción por tanto sensiblemente más contenida que la de los tochos que de otros nórdicos nos venden a peso y que, sinceramente, quedaría un poco (tampoco mucho) mejor tras una Operación Bikini en condiciones.

El hijo único, tercera de la serie de Anne Holt protagonizada por la subinspectora del Grupo de Homicidios de la comisaría de Oslo Hanne Wilhelmsen, parte de un planteamiento clásico, con un asesinato cometido en un entorno tan hermético como un orfanato -cuyas puertas, evidentemente, se cierran cada noche además de contar con el preceptivo vigilante nocturno- y, por tanto, con una nómina de sospechosos relativamente corta: los internos -si bien la mayoría son demasiado niños como para asestar una puñalada con la fuerza suficiente como para causar la muerte-, los compañeros de la víctima -a la sazón, directora del centro- y, por ampliar las opciones, el marido y otras personas que pudieran estar relacionadas con ella al margen de su vida profesional.

A partir de ahí y sin estridencias, con un tempo contenido, sin ese ritmo trepidante que parece ser la razón de ser de otras novelas que poco más que eso contienen, la investigación transcurre poco a poco, como suele suceder en la vida real, alternando los pasos dados y los hallazgos obtenidos por la pareja protagonista -la citada Hanne Wilhelmsen y su segundo de a bordo, el inmenso Billy T., dos personajes francamente atractivos en su caracterización a los que acompañan dos secundarios como son los agentes Erik Henriksen y Tone-Marit Steen– con un a modo de diario escrito por la madre de Olav, uno de los niños acogidos en el orfanato, el más conflictivo de todos y que se ha fugado, casualmente, la noche de autos.

 

anne holt

Anne Holt

Tal vez sean las relaciones personales entre los protagonistas y el peso de los secundarios -considerando como tales a todos y cada uno de los sospechosos del crimen amén de la propia madre de Olav- los puntos más fuertes y mejor trabajados de esta muy recomendable novela. Especialmente interesante me ha resultado el carácter de la subinspectora Hanne Wilhelmsen y su relación ya más que estable con Cecilie, médica con la que convive desde hace diecisiete años, así como la actitud ante ella de Billy T., el único subordinado que conoce la orientación sexual de la jefa.

Y especialmente interesante, por supuesto, me ha resultado el sorprendente final que personalmente considero muy acertado, aunque estoy seguro de que no satisfará a muchos lectores, partidarios de desenlaces algo más ortodoxos.

Una, insisto, muy buena y recomendable novela que me reconcilia con los autores y autoras llegados del frío norte y que, desde luego, me anima a conocer más sobre la autora y, al menos, uno de sus personajes estrella.

 
El hijo único
Anne Holt
Trad.: Bente Gundersen y Mariano González Campo
Roja & Negra
 

2 comentarios en “«El hijo único», de Anne Holt, por Ricardo Bosque

  1. A mi tampoco me van los nordicos… los thriller de invierno son casi todos iguales… pero si a esta autora no la pones mal, puede sorprenderme como Fargo o un Plan sencillo.
    Un saludooo

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