«La entrega», por Teresa Suárez

Cartel-de-La-entrega-The-dropTeresa Suárez

Corría el año 1972 y Francis Ford Coppola daba a luz El padrino, considerada por muchos la mejor película de la historia del cine. Aunque en mi opinión ocuparía el tercer lugar, detrás de La jauría humana de Arthur Penn seguida de Un tranvía llamado deseo de Elia Kazán y guión de Tennessee Williams, es incuestionable que lo más alto del pódium solo puede estar ocupado por Marlon Brando y los directores que, excentricidades de genio aparte, tuvieron la suerte de trabajar con él.

Con El padrino cambiaron las reglas del thriller centrado en la mafia. Se instauró una corriente estética caracterizada por envolver el mundo del crimen organizado en un halo romántico que, la mayoría de las veces, te hacia posicionarte a favor del delincuente. Por mucho que sus miembros, con esas «proposiciones que no podías rechazar», se comportaran como unas malas bestias los directores se encargaban de convencernos de que no lo eran las veinticuatro horas del día y que sus muestras de crueldad, incluso sadismo, no eran «nada personal, solo negocios».

La mamma callada y silenciosa, las celebraciones al ritmo de la tarantela, el fiel consejero, la familia por encima de todo, el padrino con la voz ronca, profunda, y la imponente presencia de Brando. Sí, Vito Corleone creó escuela.

Su larga estela fue seguida por películas como Scarface de Brian De Palma, la historia de un emigrante cubano que llega a Miami decidido a convertirse en narcotraficante. Pese a su ferocidad ¿a quién no le caía bien Tony Montana (Al Pacino)? Traje blanco con camisa negra, la cicatriz a la que debe el apodo de «cara cortada», esa necesidad, casi patológica, de triunfar en el mundo del hampa, y una incapacidad absoluta para demostrar su amor, si no está revestido de violencia, a las personas que le importan.

Dentro de esta corriente estética se enmarcan, igualmente, películas como Erase una vez en América de Sergio Leone, Los intocables de Eliot Ness también de Brian De Palma, Uno de los nuestros de Martin Scorsese o Camino a la perdición de Sam Mendes.

A partir de Quentin Tarantino, con sus salvajes y sangrientas Reservoir Dogs primero y Pulp Fiction después, parecía que el cine de mafiosos iba a dar un cambio radical y empezar a llamar a las cosas por su nombre barriendo de un plumazo toda esa poesía que envolvía los crímenes más cruentos que se podían ver en pantalla. La entrega es un ejemplo de que no ha ocurrido así y de que la moda de los asesinos con matices vuelve y repunta con más fuerza que nunca.

El guión de La entrega, adaptación de la novela Animal rescue, pese a ser obra del autor de la misma, Dennis Lehane (Premio al mejor guión en la 62ª edición del Festival Internacional de cine de San Sebastián), no llega a la calidad que supo imprimir, por ejemplo, Brian Helgeland a Mystic River, basado igualmente en una novela de Lehane, aunque a la brillantez de ésta contribuyó, en gran medida, el increíble trabajo del elenco de actores, encabezados por Sean Penn, y la dirección de Clint Eastwood en uno de sus mejores trabajos para el cine.

Blanqueo de dinero, ascenso de las mafias del Este de Europa, atracos simulados, asesinatos mediáticos, ese es el ambiente en el que transcurre la vida de un solitario y tranquilo camarero de un bar de Brooklyn (fantástico Tom Hardy), que una noche rescata a un cachorro herido de un cubo de basura. Ambiente sórdido, violencia soterrada y una serie de personajes que hablan poco pero esconden mucho.

Numerosos críticos han alabado la interpretación de James Gandolfini como el primo Frank, un último destello de su buen hacer ante las cámaras, pero creo que tiene mucho de reconocimiento póstumo hacia quien ya forma parte de la historia de la televisión por su papel de Tony Soprano. Si tuviera que elegir a uno de los actores, Tom Hardy aparte, me quedaría con el belga Matthias Schoenaerts quien borda el papel de loco muy loco capaz de cualquier cosa.

Lo dicho, una de mafiosos con un toque tierno, romántico e intimista.

Un comentario en “«La entrega», por Teresa Suárez

  1. Pingback: Televisión: “Taboo” | Revista Calibre .38

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s