Se termina la Semana Santa, finalizan las degustaciones de torrijas, los garbanzos empedrados, el abadejo con tomate y sobre todo el potaje. Para no faltar a la cuaresma introduje en mi dieta otro bacalao, este de algo más del norte, de Suecia. El último producto de esa factoría incesante de escritores policiales, un desconocido Christoffer Carlsson, al que ha tenido el gusto Alianza Editorial, en su serie negra, traernos una de sus obras. Probablemente sea el último de los desembarcados en España y casi con seguridad es una de las obras más suecas, más local, más dirigida a un público foráneo.
La novedad, y no es pequeña, es mostrarnos los entresijos de uno de los barrios humildes de Estocolmo, Salem, en los que conviven inmigrantes con la clase trabajadora sueca. Los milagros del estado del bienestar llegan justo a proporcionar acomodo en la lucha contra el alcoholismo que azota sin piedad a ese estrato social. Le sumamos algo del clima nórdico, una frialdad que ha calado en el carácter de los personajes y lo que resulta es una capa enorme de desesperanza y de tristeza. Toda la novela me ha parecido que se escribía pensando en un decorado de claroscuros. Apenas he comprobado un rayito de claridad, eso sumado a la pasión de Semana Santa ya se pueden imaginar el cóctel bajo el que he realizado la lectura.
El argumento arranca con el descubrimiento por parte de Leo Junker, un policía de asuntos internos, del asesinato de Ericca Salomonsson en una residencia temporal para mujeres. Ericca es drogadicta y su muerte iniciará un proceso en el que el pasado y presente del policía interactuarán con el lector. El propio asesinato involucra a Leo en el mismo, siendo el hilo conductor de toda la trama.
No quiero que se hagan una idea equivocada al nombrar algo tan común a los lectores de novela policíaca como el departamento de asuntos internos, para nada, estos son suecos en el sentido más rotundo de la palabra. Aparecen por la novela policías con repulsión a las armas, con cierto temor a la violencia, los delitos no son a la americana, todo es mucho más aséptico y civilizado.
La obra combina partes muy destacadas con otras anodinas, sin duda la mejor es el desarrollo personal del Leo Junker adolescente, mostrando la vida vista desde su propio prisma en el que existe un alto grado de incomprensión hacia lo que le rodea. La parte más cercana en el tiempo patina algo más, es más forzada, el desarrollo me ha parecido algo tramposo, incluyo en esa apreciación el carácter atormentado del protagonista, es un cúmulo de desgracias y eso siendo ligeros. Su personalidad es sumamente débil ya no digamos para la policía sino para vivir en una gran ciudad.
Como novela me ha parecido buena, bien estructurada y con un cierto grado de adicción. Me queda lejos de las obras de Mannkell que te enganchaban con muy poco. El carácter del protagonista distrae de que se puedan producir efectos similares, es un hombre muy opaco, de muy escasa transparencia y menor empatía.
La lectura sería ideal para todo aquel con un cierto grado de adicción a la novela negra y con cierto conocimiento previo de los escritores escandinavos, con ello se disfruta en mucha mejor medida. Para definir con una frase la novela bien valdría decir que es una vuelta de tuerca mirando al norte.
El hombre invisible de SalemChristoffer Carlsson
Trad.: Carmen Montes Cano
Alianza Editorial
Puedes seguirnos en Google+, Twitter y Facebook
Lo de esta novela es increíble. Absolutamente todos sus personajes son imbéciles de solemnidad. Los diálogos son demenciales, la trama inexistente, y, para colmo de males, es aburrido. El que le hayan dado un premio califica muy pobremente a la entidad que se lo ha otorgado.