Noemí Pastor

Ya conté en Boquitas Pintadas que a comienzos de julio de este pasado verano Random House Mondadori me hizo llegar, con bonita dedicatoria del autor y todo, sendos ejemplares de las dos novelas que hasta hoy tiene publicadas Toni Hill: Los buenos suicidas, la más reciente, y la anterior, El verano de los juguetes muertos, ambas protagonizadas por el inspector Héctor Salgado.

Parece ser que El verano se vendió y gustó mucho y no me extraña nada. Supongo que habrá funcionado a tope el boca-oreja porque el libro proporciona entretenimiento del bueno, el ritmo narrativo no decae ni por un momento, no tiene ni un tiempo muerto, están sucediendo cosas toooodo el rato, a pesar de que la novela entera descansa sobre la clásica intriga del «quién ha sido».

Esto que digo de la primera novela puedo repetirlo letra por letra sobre la segunda. Yo me las he leído las dos seguiditas este verano, de unos pocos tironcetes. Además, tienen la peculiaridad de que las dos entregas (y una hipotética, pero bastante segura tercera) se enlazan como las cerezas de la cesta, con una trama, un crimen, que recoorre ambas en la mejor tradición del género folletinesco, del que me declaro rendida admiradora.

Voy a ponerme un poco quisquillosa y puñetera voy a decir que puede que las novelas te gusten; puede que no. Puede que algún personaje te resulte más desdibujado o más anodino que otro. Puede que algún recurso narrativo te resulte más o menos efectista, artificioso o forzado. Puede que en algún momento no se dé con el registro conveniente. Pero lo que te aseguro, y te lo aseguro de verdad, es que no te vas a aburrir; nunca.

Una acción tan densa, tan viva, tan articulada, pero jamás embrollada, es carne de celuloide. Estaba cantado, pues, que desembocaría en la pantalla. Así ha sido: como cuenta Ricardo Bosque en su entrada sobre Los buenos suicidas, una productora ha adquirido los derechos de las novelas para convertirlas en una miniserie de dos capítulos que comenzará a rodarse en 2013.

Volviendo a lo que decía al principio, que estas novelas están gustando mucho, creo que tengo para esto otra explicación, además de su ritmo tan vivo, claro. Creo que una de las claves de su éxito está en sus personajes femeninos. Aunque el protagonista es un policía más o menos al uso, solitario, callado, un pelín huraño y bastante apátrida, el hecho de que viva y trabaje rodeado de mujeres que lo aprecian y a las que él también adora, le da al autor la posibilidad de entrar en las vidas de estas chicas y no tan chicas, de entrar en sus cabezas, en sus secretos, en sus líos de todo tipo. Y esto abre muchas posibilidades, suma dimensiones que construyen una novela diferente que acaba siendo del agrado de un público muy amplio y quizás mayoritariamente femenino.

Yo estoy recomendando las novelas a todo el mundo que quiera pasar un buen rato. Y eso ya es mucho decir.