«El hombre más buscado», por José Luis Muñoz

el_hombre_mas_buscado_30147José Luis Muñoz

Inspirarse en una novela de John Le Carré puede parecer, a priori, garantía de interés. El escritor que más sabe sobre espionaje, por haber sido uno de ellos, ha visto adaptadas a pantalla muchas de sus novelas por prestigiosos directores—Martín Ritt, Sidney Lumet, George Roy Hill, John Boorman, Fernando Meirelles— y al menos cinco adaptaciones —El espía que surgió del frío, El jardinero fiel, El sastre de Panamá, La casa Rusia y El topo— merecieron notable alto. El hombre más buscado, la última interpretación de Philip Seymour Hoffman, se sale de esa norma de calidad.

El director de El americano desbarra con un guión que tiene unos fallos clamorosos, no imprime ningún tipo de tensión a una trama incongruente en la que prima la falta de acción, y eso que teóricamente es un thriller, aburre con sus imágenes mortecinas y, salvo en el caso del espía alemán que protagoniza Philip Seymour Hoffman con oficio, no dibuja personajes creíbles. La trama alrededor de ese sospechoso checheno que llega a Hamburgo para no reclamar la herencia de su padre, un general del ejército ruso que ha violado a su madre, no se sostiene ni cinco minutos. El checheno en cuestión, Issa Karpov (Grigoriy Dobrigyn), es un autista que deambula perdido por Hamburgo. La abogada Annabel Richter (Rachel McAdams) que ayuda al checheno pertenece a una organización solidaria que ni tiene despacho. El propio Philip Seymour Hoffman, en el papel de Günther Bachman, dirige una unidad contraterrorista alemana con tan pocos medios que él mismo debe disfrazarse de taxista para hacer una de sus operaciones, lo que deja en muy mal lugar a la seguridad germana, y para más inri la CIA le toma el pelo. El banquero Thomas Brue, que interpreta Willem Dafoe, tiene tan pocos medios que su banco no tiene más empleado que él, literalmente, y es tan confiado que entrega una fortuna multimillonaria de muchos ceros a un tipo indocumentado que se presente ante él con un simple papel autografiado, la llave de una caja fuerte y apelando a la amistad que unía a sus padres. Es tal el cúmulo de despropósitos que acumula la película de Anton Corbjin que uno duda que se haya inspirado en un texto de John Le Carré, pero sí, porque el padre de Smiley se responsabiliza del guión junto a Andrew Bovell, y si es así será cuestión de pensar que el maestro del género de espionaje británico estaba en una de sus horas más bajas. Lo único que se salva de este film es la interpretación de ese actor monstruoso, que lidia con cualquier papel, y lo hace maravillosamente bien, que es el protagonista de The master; lo demás, absolutamente olvidable.

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2 comentarios en “«El hombre más buscado», por José Luis Muñoz

  1. Falla el guión con un sinnúmero de agujeros, Teresa, a pesar de quien lo firma; y desde la primera secuencia del protagonista saliendo de un río????? Ni entré en ningún momento ni tan siquiera me entretuvo sino que me aburrió,

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