Sergio Torrijos Martínez

Continua la serie, “Doble seis”, lo que ya es una buena noticia. Ahora toma el relevo Jazz Bocanegra, conocido de todos, bueno de casi todos cree un servidor. Si tienen alguna duda busquen por ahí, esos googleles que soportan casi todo.

Decía que continuaba la serie, ya con aportaciones de gente de mucho nivel y ahora se toma el relevo con el gusto de unir en la ficción tanto al mítico Méndez como al propio Bocanegra y por supuesto a la protagonista de la serie, Sonia Ruiz. Bien es cierto que Méndez tiene un peso muy limitado en la novela, es apenas un pequeño bosquejo, un personaje a modo de atrezo y creo que un guiño, muy bien dirigido hacia los lectores asiduos de novela negra.

En esta ocasión Sonia Ruiz se desnuda menos e investiga más, otra mujer fatal se ocupa del lado más sensual, aunque siempre que aparece el personaje ese tono carnal lo lleva asociado. Sonia persigue la justicia y está en el lado de esclarecer un crimen nada claro, la muerte de un payaso en mitad de su representación, en la pista central del circo y con todo el público de forzado testigo. Ahí en ese mundo tan particular se le suman las relaciones entre los diferentes personajes que pululan en torno al muerto y poco a poco se van descubriendo impensadas relaciones y claro el culpable, de cuya inocencia el lector no tiene dudas, paga por el crimen.

La historia se retoma con la salida de prisión de Raúl Bocanegra, quién se ha comido el marrón, dicho en castizo y ahora comienza otro tipo de novela, que sin mucha imaginación ya pueden imaginar.

Me agrada la extensión de la obra, es el espacio justo para mostrar, desarrollar una trama y finalizarla sin extenderse por las ramas, yendo al meollo de la cuestión, algo que ya parece hasta anómalo. Es un chupito de novela policíaca bien montado, bien escrito y bien resuelto.

Y ya hablando de brevedad será mejor seguir su ejemplo y recomendar, sin más palabras la novela, a ser posible que se acompañe con la lectura de la serie.

Creo que se mantiene el nivel de la serie, algo nada sencillo, tras aparecer autores como Andreú Martín o Juan Madrid. Desde aquí sólo puedo apoyar a la editorial y espero que los lectores también hagan porque sigan en esa línea.

Bala perdida