El rincón oscuro. Jessica Chastain, el rostro femenino del noir

Jesús Lens

En 2012 fue elegida como una de las 100 personas más influyentes del mundo por la revista Time y, desde entonces, combina a la perfección el activismo feminista con el cine, mostrándose coherente en las decisiones que toma a la hora de elegir y rechazar determinados papeles, bien porque no le convence el guion y/o su personaje, bien porque las condiciones económicas que le ofrecen no son dignas, en comparación con los sueldos de sus compañeros masculinos.

Y es que Jessica Chastain es mucha Jessica Chastain, lo que se pone de manifiesto en buena parte de los personajes que ha interpretado. El más reciente, por ejemplo, esa Molly Bloom a la que da vida en la película escrita y dirigida por Aaron Sorkin, una organizadora de partidas de póker en las que participan celebridades de Hollywood, grandes empresarios y magnates y deportistas de primer nivel. Partidas que empiezan a tener tanto nombre que atraen a jugadores con fortunas de origen dudoso. Y, tras ellos, el FBI.

Molly’s game es una excelente película cuyo guion ha sido nominado al Oscar, algo a lo que Sorkin empieza a estar acostumbrado. La no nominación de Chastain, sin embargo, me parece todo un despropósito, por mucho que adoremos a la Frances McDormand de Tres anuncios en las afueras. Y es que la película no se puede concebir sin Chastain, omnipresente en casi todos los planos y perfecta en su composición de un personaje complicado, con muchas aristas y recovecos.

Esta Molly tiene mucho que ver con el papel de Chastain en El caso Sloane, una fría e inclemente lobista que se vendía al mejor postor, aunque fuera un fabricante de armas con la peregrina teoría de que el empoderamiento de la mujer pasa por armarla con pistolas, revólveres y hasta rifles de asalto, si fuera menester. Una excelente película para tomar contacto con qué son y cómo funcionan esos grupos de presión que tratan de influir en los gobernantes, legisladores y opinión pública.

El papel más recordado de la actriz es el de La noche más oscura, de la directora Kathryn Bigelow, en la que interpreta a Maya, una joven agente de la CIA que comienza su carrera tras los atentados del 11-S y se centra en encontrar a Osama Bin Laden. Y a eso y a nada más dedica los siguientes doce años de su vida.

Se trata de una película tensa e intensa que reconstruye una historia real acontecida poquísimo tiempo antes, dado que la película es de 2012 y el líder de Al Qaeda fue abatido el 2 de mayo de 2011. Una historia, además, de la que todo el mundo conocía el final, lo que suponía un reto añadido para guionista y directora. Una excelente película que, en realidad, es la narración de una obsesión, reconstruida y recreada hasta en sus mínimos detalles.

Y la Chastain está espectacular como la motherfucker que encontró el paradero del Enemigo Público número 1 de los Estados Unidos, tras años de interrogatorios, torturas, seguimientos, pinchazos telefónicos y análisis de pistas, indicios y rumores. La chica, como intuimos que la llama Obama al otro lado del teléfono, que ha de hacerse valer en un universo netamente masculino.

Si hay un elemento que vertebra la filmografía de Jessica Chastain es precisamente ese: es la mujer que se tiene que hacer respetar en el mundo de los hombres. Porque, en pleno siglo XXI y en las sociedades más modernas y desarrolladas, hay espacios reservados a los hombres en los que las mujeres resultan sospechosas y se ven obligadas a demostrar que pueden ser tan buenas como ellos. Y mejores. Da lo mismo que se trate de organizar partidas de cartas que de interrogar a un testigo. De detener a un sospechoso o de vestir traje de chaqueta para debatir con un ministro. Ellas siempre tienen que demostrar algo que a ellos se les presume. Aptitudes que a nosotros, los hombres, se nos dan por supuestas.

Hay quien critica a Jessica Chastain por masculinizar sus papeles. ¿Somos conscientes del alcance de dicha crítica? Hace unas semanas, durante la promoción de Molly’s game, la actriz pasó por El Hormiguero y Pablo Motos le preguntó: “¿Qué tiene que pasar para que los hombres y las mujeres dejemos de desafiarnos como si fuésemos rivales?”

Con cara de sorpresa, la actriz le dijo que no éramos rivales, dándole al presentador un abrazo consolador. Y respondió a la pregunta con una verdad incómoda: tiene que haber “más mujeres en puestos de liderazgo, para que ese liderazgo se pueda compartir. Eso ayudaría mucho. Todos los hombres que yo conozco apoyan que las mujeres tengan una profesión, saquen adelante a sus familias y se ganen la vida. No creo que nos quede tanto para conseguirlo”, concluyó entre aplausos.

Gracias a personas como ella, como Jessica Chastain, estamos en el camino correcto.

 

@jesus_lens

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