Como bien cantaba Rubén Blades, “si naciste pa martillo del cielo te caen los clavos”. Y esa y no otra debería ser la frase que tendría que llevar Touré tatuada en su piel.
Para quien no conozca todavía al susodicho le recomiendo fervientemente que se haga con la serie completa de sus novelas o, en su defecto, que empiece con Desconfía, lo que le llevará irremediablemente a querer leer las anteriores. En todo caso, y a modo de resumen muy breve, diré que Touré nació en el pueblo burkinés de Gorom-Gorom. Que nació en el suelo, como Édith Piaf, y que a partir de ahí todo tenía que ir a peor. Que estuvo unos años en Bilbao, ejerciendo en el barrio de San Francisco varias profesiones para subsistir, entre ellas las de vidente y detective sin licencia. Que se vio obligado a colaborar con una pareja de policías infames bajo la continua amenaza de expulsión del país. Que, harto, probó como pastor en un pueblo del Pirineo navarro, pero hasta ese bucólico rincón le persiguió su mala fortuna.
Ahora le tenemos en París, feliz y con dineros por primera vez en su arrastrada vida, pero ya se sabe que poco dura la alegría en casa del pobre y eso, unido a su tendencia natural a meterse en problemas, le lleva a hacerse cargo de la desaparición de una conocida de su compañera de “trabajo”, Yareliz.
La acción transcurre principalmente por las calles de Belleville -muy adecuado el guiño que hace Jon Arretxe a uno de sus más ilustres vecinos, el impagable Malaussène-, dominadas por mafias chinas que controlan desde las apuestas a la prostitución, pasando por las drogas y todo aquello que huela a ilegal, si bien los nigerianos también tienen su nicho de mercado, lo que propicia un esperado encuentro de Touré con su pasado.
Desconfía es, tal vez, la novela más cafre, violenta e incluso gore de la serie, con un Touré desatado, vengativo, que no puede sino tirar hacia delante en una historia vertiginosa que es otro capítulo más en el constante deambular de este pobre hombre que no pretende otra cosa que pasar desapercibido, sobrevivir y poder enviar dinero a su familia en África.
La saga continuará, seguro, para alegría de los aficionados al mejor género negro. Por lo pronto, lean ésta si ya conocen las anteriores. Y si no, también.
DesconfíaJon Arretxe Erein